SP © | CAPÍTULO 6

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—¡Oye! ¡¿Caterina?! —

Deteniendo la puerta antes de que se cerrara, asome la cabeza al interior para ver a Leonor Russo con confusión ante su llamado. Subí las cejas y notando como analizaba algunas oraciones en su cabeza, esperé con intriga ante su diminuto silencio.

—¿Si...? —

—¿Crees que puedas invitar a ese chico a comer hoy con nosotras? —

—Alessandro no debe estar en Londres, mamá. —negué, recordando cómo mi amigo resultó ser el buen abogado de Alex.

—Me refiero al chico que nos ayudo en la... fiesta. —comentó, juntando las manos frente a su cuerpo.

—¿Logan...? ¿Quieres... que invite a Logan a comer? —pregunté nuevamente, sorprendida.

—Si... fue muy amable y yo... me gustaría agradecerle formalmente su ayuda. —

Parpadeé, intentando descifrar las intenciones detrás de aquellas palabras. ¿Invitar a Logan a cenar? ¿Agradecerle formalmente? Tomé aire, y aparentando los labios, negué con seguridad.

—No lo invitaré. —

—¡¿Por qué no?! —exigió, y en esta ocasión ella era la sorprendida.

—Por que no tengo su número de teléfono, Gracias a Dios. Y por lo menos que deberías preocuparte es por darle las gracias... ya yo lo hice, le serví un poco de agua y lo acompañé hasta la puerta. —

—Cat... —

—¿Mamá? Tal vez... otro día. ¿De acuerdo? —sugerí, sonriendo incómodamente ante su terquedad.

—Pero es que... —dudó, apretando los labios con actitud rendida. —Claro. —

—Lo siento, mamá, pero seremos Winston, tú y yo. No hace falta más nadie, te veo en la noche. —observando cómo abrazaba su cuerpo flacucho, vi la puerta cerrar y suspiré con cansancio para entonces negar con rapidez.

Ojeé los correos electrónicos, de camino al estacionamiento, y contestando con algunas respuestas breves, di los "Buenos Días" al chico de seguridad que vigilaba durante el día para entonces guardar el pequeño aparato en el bolsillo de mi pantalón de vestir. Quité el seguro del auto, tomé asiento, y haciendo que el motor rugiera ligeramente, aceleré hasta mezclarme con el tráfico matutino de la enorme ciudad de Londres.

Cada vez que reconocía que mi vida había cambiado, algo en mi interior hacía que el sentimiento de desdicha creciera en mi pecho. Un padre en manos de la justicia, una madre que fue doblegada emocionalmente y que luego de desligarse de su opresor cayó en el alcohol como una manera de evitar al mundo y por último... un hermano que trata de sobrevivir a las noticias de un pasado lleno de mentiras.

¿Cómo me hacía sentir la situación? Drenada. ¿Lo superaría alguna vez? Mis problemas eran menores comparados a los de Alex, nada de lo que pudiera hacer por ellos pareciera suficiente y odiaba el sentimiento que florecía en mi persona cuando tenía la oportunidad de ver a Logan Clarke a tan solo unos metros de distancia. ¡Como si tenerlo cerca fuera un estúpido alivio!

Tecleé el marcado rápido, escuchando como el alta voz del auto se activaba y esperando a que contestaran la linea, continué de manera recta por la via de rodaje.

—Bonjour, Mon Chéri. —

Sonreí de manera automática, escuchando como la voz de mi querido Julien Colbert me ofrecía todo el cobijo que pudiera necesitar.

—Buongiorno, Julien. —

—El informe metereológico de esta mañana indica que tendremos una enorme lluvia de felicidad y una ráfaga de buenas noticias como a eso del medio día. —agregó, evidentemente feliz.

SUEÑOS PERFECTOS © | SL #2 - ACTUALIZANDOWhere stories live. Discover now