Si estudia en la universidad, ¿como es que todo el tiempo está en el insituto? 

Le pregunté a Lydia, a José, a Gabriel, a Shawn e incluso a Madelein, pero ninguno lo había visto jamás.

—Él estudia en el instituto—insistí.—¿como no lo vieron nunca? ¿no lo recuerdan?

—Allison, yo no me olvidaría de semejante hombre. Está que arde el maldito—respondió Shawn.

—Marico, yo no soy marico ni nada, pero ese marico está bueno oíste—le dijo Gabriel a José en cuanto vio a Adham.

Terminé resoplando con frustración y concentrándome en escribir el trabajo.

Definitivamente, nadie lo había visto en el instituto y él estudiaba con Christian.

Pero si es así entonces, ¿como es que está siempre en el instituto y siempre sabe todo sobre mi?

Sabía lo de la fiesta con Ethan y lo de los raspones del accidente. Sabía lo del dolor en mi corazón y mis inquietudes. Sabía de los golpes que había recibido en el transcurso de los años y sabía como me habían menospreciado. Sabía de Alex y de mi compromiso. De algún modo siempre estaba a un paso de mi y yo no entendía por qué, con qué propósito o como.

Negué con la cabeza mientras me vestía con lentitud, aún tenía el cuerpo dolorido. Era lunes, una nueva semana empezaba.
No había visto a Ethan desde la noche en la discoteca ni a Alex desde que se fue el viernes en la mañana de mi habitación. Me había prometido que nos veríamos en el instituto y no había aparecido, y ya me parecía bastante extraño que nuestros padres no hayan acordardo para ir a cenar o a pasar el rato.

«¿Y si, finalmente, nuestros padres rompieron el acuerdo del compromiso?»

Ese pensamiento me dejó una sensación agridulce, no sabía cómo reaccionar. Bajé las escaleras con lentitud después de despertar a mis padres para que me llevaran al instituto. Por supuesto, tuve una discusión con mi madre sobre mi atuendo, estaba vestida de negro de pies a cabeza, con un labial rojo pasión en los labios. Pero me negué a cambiarme y mi padre tuvo que intervenir para que me dejara en paz.

De algún modo, después de la conversación con Adham, algo había cambiado en mi.
Era lunes. A primera hora compartía clase de francés con Ethan y Alex.

—¿Qué sucedió después de la fiesta?—preguntó Nathan sonriendo con picardía mientras me acompañaba a Francés. Él también tenía esa clase.—desapareciste junto a Alex y Shawn, y Ethan se perdió minutos después. ¿Hicieron una orgía o algo así?—ríe—¿y no me invitaron? egoístas. 

Alcé las cejas incrédula y ofendida.

—¿Te parece gracioso?—gruñí.
—Me parece delicioso, que es diferente—bromeó. Pasó un brazo por mis hombros en gesto descuidado, pero le di un manotazo para alejarle y le miré con enojo. La primera vez que le ví había planeado enamorarle y romperle el corazón como un simple juego, pero después de todo lo que sucedió Nathan es mi menor importancia. Su actitud me molestaba a pesar que solo estaba bromeando

—lo siento, bromeaba.

—Me vale mierda.—Lo sé, Mi vocabulario había sido mal educado y vulgar, normalmente estas cosas no las decía en voz alta. No es lo que una dama debería hacer. Estaba malhumorada. 

Entré en el salón seguida de Nathan. Mis ojos encontraron con rapidez, casi inconsientemente, a los ojos de Ethan. Mi pulso se aceleró al verle. Mi vientre se estremeció. Ethan me miró con fijeza unos segundos, engullendome con su mirada. Sus ojos se desviaron hacia mis labios con sorpresa ante el carmín rojo pasión que llevaba. Pocas veces lo utilizaba, llamaba muchísimo la atención. Pero de algún modo me hacía sentir poderosa y segura de mi misma, que era lo que yo más necesitaba. Aunque, en el fondo, también lo utilicé para provocar a Ethan.

El Peligro de AmarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora