"Una historia para reencontrarse".
Itzel Marie Brown; pretenciosa, egocéntrica, segura y asquerosamente honesta.
Es una chica acostumbrada a estar rodeada de lujos, ir de shoppings con sus amigas y visitas a clubes donde no entran cualquier persona...
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Han pasado ya al rededor de una hora y media, o eso creo. Luego de esperar inútilmente por más tiempo a ver si mi hermana y Jeison aparecían decidí darlo por perdido. A lo mejor cuando recuerden mi existencia ya sea demasiado tarde. Traté de recomponerme mientras volvía sobre mis pies por las calles que creía habíamos tomado de camino acá.
No estaba para nada segura de si era el camino correcto, así que porsupuesto que me había perdido luego de caminar sin rumbo y terminar en el mismo lugar. Ahora heme aquí, sentada en una acera esperando tranquilizarme y recobrar fuerzas, aún me encuentro en estado de shock, nerviosa, y ahora los nervios solo van en aumento puesto que estoy en una ciudad que desconozco, sola, luego de ser asaltada, y abandonada.
No tengo noción del tiempo, cuando llegamos al picapollo eran la una de la tarde, duramos otras dos horas y media, así que debían ser las cuatro, casi entradas las cinco. Pronto se ocultará el sol y no me convenía estar sola por estos alrededores. Maldije a Jeison y Jetzel mentalmente.
Me ha dolido más de mi melliza que de el mugroso estúpido ese, aunque también debo de admitir que tampoco esperé que me ignorara de tal manera.
Todo iba bien.
Tranquila Itzel, por cosas mucho peores has pasado y las has superado tú solita, no te derrumbes por esta bobada, no ahora, por favor— musité en compañía de un jadeo.
Sacudí pelusas inexistentes de mi conjunto y me levanté de la acera manteniendo la frente sudorosa (porque sí, por más asco que me diera, debo admitir que en perfecta condiciones no estaba) en alto para retomar el camino.
El Recuerdo de una situación similar me golpea; a la edad de 11 años me extravié en un aeropuerto, no recuerdo bien de donde veníamos o hacia donde íbamos, pero ese día me perdí por horas entre tanta gente, experimenté un ataque horrible, que espero no vuelva repetirse en esta ocasión. Había ido al baño y cuando regresé mis padres no estaban. Joder, me había sentido como el diablillo ese de la película "Mi pequeño angelito" con la diferencia de que yo no disfrutaba estar perdida. En lo absoluto.
Estaba renuente a hacer un teatrito en ese lugar como toda niña que se cree grande, pero el miedo me invadió y casi me desmayo, una mujer anunció que había una niña perdida en esa área, minutos después apareció mi pequeña familia a mi rescate. Las horas que estuve extraviada fueron terribles, me sentía desorientada e incapaz de mover un pie para ir en busca de ellos, aunque tarde o temprano volvieron por mi.
¿Por qué no aparecen ahora?
Hago una mueca de pesar.
Lamentablemente de mi infancia solo recuerdo puras desgracias. Nada bueno. Era como un imán para atraerlas. Aún así, aquí sigo.
