Un rinconcito del planeta que nunca antes habías visto, uno que no sabrías situar en ninguna región conocida, en él, un banco bajo un cerezo raquítico, sobre una pequeña colina rodeada de cálida flora otoñal a la que no sabrías identificar. Recuerdos intrínsecamente tiernos y agridulces, promesas bienintencionadas pero jamás cumplidas, y un gran arrepentimiento inconcreto e injustificado pero firme y robusto, todo se arremolina en tu nuca amenazante, atento al menor hueco por el que envolverte.
El agua del arroyo bajo la pequeña colina periódicamente recuerda amablemente la belleza del entorno en el que estás. En él, millones de organismos minúsculos se disputan el derecho a la supervivencia. Tú, prestándole de vez en cuando al arroyo la atención que justamente merece, observas tranquilamente como el mundo se va cayendo poco a poco, a un ritmo casi inapreciable.
YOU ARE READING
Sueños De Andar Por Casa
NovellerVoy a escribir pequeños relatos sobre cualquier cosa que se me ocurra sin mas