8. Capítulo.

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Me levante exhausta. Aquella noche, fue muy rara. Diferente.

Mis padres aun estaban en el hotel, por lo que baje a la cocina a desayunar. Normalmente, solían aparecer hacia las once de la mañana, cuando ya habían terminado de fornicar. Guarros.

Me puse mis zapatillas de casa y salí de mi habitación.

- Buenos dias , Summer. - dijo alguien a mis espaldas.

No quise girar, lo que paso ayer, me lo impedía.

- Igualmente, Connor. - dije siguiendo mi camino.

Oía sus pasos, seguirme por toda la casa. En ese momento, me sentía perseguida. Como si yo fuese una delincuente y el, el policía. Como si yo fuese caperucita y el, el lobo.

- ¿Que hay para desayunar?- quiso saber cuando llegamos a la cocina.

- Mira en la nevera. - le dije cortante.

- Chica, que borde. La siguiente vez ni te ayudo.

- ¿Ayudarme tu?- dije, esta vez dándome la vuelta y mirándole.

¡Mierda! Pero que caliente esta.

Para cuando deje de escanearle, me di cuenta que mi temperatura corporal había subido, por todos los lados. Y como no. Connor, estaba en canconcillos. Nada mas. Haciéndome ver, su bien trabajado abdomen. Todo un Kinder bueno de chocolate bien puesto.

UF, mis bragas.

Aparte, tenía todo el pelo despeinado, haciéndole ver salvaje y sexy, muy sexy. pensar, que ayer toque ese cuerpo serrano.

- Si, ayudado. - dijo el riendo, dándose cuenta de que estaba mirando a su cuerpo, mas que ha su cara.

- Mentira. No me ayudaste. Así, no se ayuda, se desayuda. Encima, podías haberte ido. No te quería en mi casa.

- Pues en ese momento, si que querías que me quedara. - dijo con su sonrisa de medio lado.

Coji mis cereales corn flakes de el estante y una taza.

- Mentira, en ese momento estaba mas a otra cosa. Que por lo que veras, me dolía un infierno.

- Que niña eres, venga, ponte a llorar. - dijo burlón. Él, ya estaba en la mesa sentado, con un bol de cereales y colacao.

- ¡Vete a la mierda! Si te hubiese pasado lo mismo, te estarías cagando.

- Seguro.- dijo irónico llevándose una cucharada a la boca.

Me senté enfrente suyo y empeze a comer. Seguimos en silencio por un largo tiempo. Incomoda, comía de mi tazón pensando en lo ocurrido. ¿Quereis que os lo cuente? Se que si. Aunque sea, os lo iba a contar.

Lo que paso ayer, fue que después de salir corriendo hacia Connor para cojer mi pizza...

< -¡Ah!-grite de repente.

Mis pies, haciendo que por segunda vez en el día se tropezaran, caí en el suelo. Haciendo que Connor, se diera la vuelta para fijarse en mi, tirada en el suelo.

En ese momento, no pensé en si me había roto algo y me levante. Quería mi pizza, cueste lo que cueste y esta era una buena oportunidad.

- ¿Estas bien?-dijo Connor preocupado. La puerta de la calle, estaba abierta. Esquivando a Connor  la cerré y me apoye en ella.

-Ahora no puedes salir.-dije abriendo los brazos dramáticamente.

- Dejame salir y te doy la pizza.-negocio.

-No, primero dame la pizza y luego te dejo salir.

-Pues parece que me voy a tener que quedar a dormir. ¿Mi habitacion?-dijo dándose la vuelta y mirando hacia los lados.

¡Que! ¿Iba a tener a Connor en mi casa? ¿Durmiendo a una habitación o dos de distancia? O no, si que no.

-No vas a dormir aquí.

- ¿Entonces, me dejas salir?

-No, primero la pizza.

-Uy, esto va para largo. Me voy a poner cómodo.-dijo y se sentó a lo indio, dejando la caja a su derecha.

Um, la caja no esta en sus manos. 3, 2, 1, Al ataque!

Me impulse para, a grande velocidad agacharme, cojer la caja y salir corriendo escaleras arriba.

- ¡Mi tesoro!-grite emocionada. De dos en dos, fui subiendo las escaleras. Llegue a la puerta de mi habitación. Rosita. ¿Que? De pequeña era la reina del rosa. Todo tenía que ser rosa. Hasta el papel del váter. Lose, toda una diva. Porque diva se nase, no se ase. Bueno, al tema.

Estaba frente a mi, ya mencionada, puerta rosa. Coji el pomo, moviéndolo hacia la derecha. Corriendo entre a mi habitación y la cerré. Uf, estoy a salvo.

- ¡BU!.- en ese momento, note mi corazón salir y todo oscurecerse.

¡Que coño!

Una Sombra Mas Bajo La LunaWhere stories live. Discover now