Capítulo 11: Tikki

9.8K 858 69
                                    

Ese insecto rojo me llama por un nombre que no reconozco... al menos creo que se dirige a mi ¿Qué es aquella criatura? Sé que es tonto asustarme por algo tan pequeño pero... ¡Ese bicho está hablando!

Me refugio en los brazos de Félix mientras el intenta espantar a la extraña criatura.

-¿Qué es lo que quieres? – pregunta Félix mirando severamente al insecto parlante.

-Quiero hablar con Marinette – responde la cosa extraña.

-No conocemos a nadie con ese nombre – le dice Fél y yo solo me limito a asentir.

-Marinette... tú eres Marinette ¿Por qué pareciera que no me reconoces? ¿Por qué parece que no me recuerdas?

-¿Recuerdas? – pregunte temblando, armándome de valor para voltear a ver al bicho rojo... mirándolo con más detenimiento es bastante tierno -. ¿Qué debería recordar? ¿Tú sabes quién soy?

El insecto me miró fijamente, de repente ya no me importo que aquella criatura fuera tan extraña, que fuera un extraterrestre o un bicho parlante, si podía decirme lo que siempre he querido saber y nunca he podido.

-¿No recuerdas nada? – pregunto con su vocecita chillona.

-Nada – le respondí.

-Tu eres Ladybug – dijo la criatura roja, Félix y yo intercambiamos una mirada ¿Ladybug no era esa súper heroína que había desaparecido hace mucho?

-¿La heroína?

-Si, la mejor heroína que ha tenido París – dijo el bicho rojo dando un giro en el aire.

-Eso es imposible.

-¿Ese chico es de confianza? – pregunto el bichito.

-¿Lo dice el bicho rojo volador que habla y no sabemos qué es? – pregunto Félix arqueando una ceja.

-Sí, es mi prometido – le conteste.

-Discúlpenme, mi nombre es Tikki y soy el Kwami de Ladybug.

-¿Qué es un kwami? – pregunto Félix.

-Es una criatura mágica que te ayuda a transformarte en superhéroe – explico Tikki.

-Claro – dijo con un suspiro Félix, esa criatura parecía estar molestando su razonamiento tan lógico.

-Es imposible que yo sea Ladybug – le asegure.

-Tú eres Ladybug.

-No... ¿Ladybug es francesa?

-Si...

-Entonces no puedo ser yo, porque yo soy inglesa, nací en Londres.

-¿Por qué estás tan segura que naciste en Londres?

-Porque lo dice mi cédula... - cerré los ojos, esto no estaba pasando, muchas veces desee recuperar lo que olvide hace tanto tiempo, pero nunca imagine que recuperar esos recuerdos pondría en duda lo que soy ahora.

Hace diez años ya... cuanto tiempo ¡Diez años! Creo que nunca imagine poder medir el tiempo en décadas, mejor no me distraigo, hace diez años abrí los ojos recostada en el suelo, desorientada y a mi alrededor había una multitud de curiosos.

Recuerdo que me incorpore mirando sin entender nada los rostros de las personas que me observaban, luego llegó la policía, alguien de la muchedumbre los había llamado, ellos se acercaron a mí y alejaron un poco a la gente que me observaba.

-¿Nombre? – pregunto el policía y yo negué con la cabeza ¿Cómo me llamaba? -. ¿recuerda el nombre de algún familiar?

Apenas entendí las preguntas que me hacían a partir de eso, todo era... borroso y apenas entendible, no sé cómo me encontré a bordo de la patrulla. Me llevaron a una agencia de policía y no paraban de hacerme preguntas, yo solo los miraba en silencio.

¿Quiénes eran? ¿Dónde estoy? ¿Por qué me resultan tan desconocidas muchas de sus palabras? ¿Quién soy yo?

Los agentes de la ley se rindieron conmigo, me dejaron acurrucarme asustada en un extremo de la sala de interrogatorios. No tenían forma de identificarme, yo solo llevaba una pijama... no tenía junto a mí, ningún teléfono, ninguna cédula, ningún carnet que llevara impreso mi nombre.

Me hicieron todo tipo de chequeos, pero para sorpresa de todos, aparte de unos cuantos moretones que no parecían graves, me encontraba en perfectas condiciones. Me revisaron muchos médicos pero ninguno pudo dar una causa a mi pérdida de memoria.

Algo escépticos los policías me tomaron la huellas unos días después, yo deje que tomaran mis manos y pusieran mis dedos en tinta, mientras lo hacían me distraje mirando mi fotografía que en ese momento aparecía en las noticias.

Más de un año estuvo mi imagen esporádicamente en todos los canales de Londres, incluso en todos los de Inglaterra, pero nadie vino por mí. Mis huellas no constaban en ninguna base de datos de la policía, al menos no era una delincuente buscada.

Cinco días después de que despertara sin memoria en la calle, una doctora vino a verme, me saludo con amabilidad y luego de hablar durante un momento me pregunto si podía revisarme, yo asentí.

-No parece que haya ningún daño en tu garganta – dijo luego del chequeo, era obvio que no había daño en mi garganta, todos los otros doctores que me habían revisado habían llegado a la misma conclusión -. ¿Por qué no hablas?

Yo solo guarde silencio, no me atrevía a pronunciar palabra.

-¿Puedes decir "hola"?

-Hola – dije sacando un sonido ronco de mi garganta.

-Bien, que te parece si repites esta frase "Esta mañana hace un sol radiante" – no sé qué fue lo que dije pero la doctora frunció el ceño -. Parece que tienes problemas con el desarrollo del habla, te ayudaremos tranquila.

Me quede algunos días en esa comisaria y luego cuando dijeron que no podían mantenerme más tiempo allí, que no era un lugar preparado para que viviera alguien, me llevaron a un orfanato.

La doctora siguió visitándome y me ayudo con mi terapia del habla.

-Te voy a mostrar una lista de nombres – dijo ella al día siguiente de que me instalara en el orfanato -. Me dices cual te gusta más; Jane, Amy...

Así es como termine llamándome Bridgette Byrne, el apellido lo eligieron al azar.

-¿Soy francesa? – susurre escondiendo mi cabeza en el pecho de Félix, el me acaricio el cabello como siempre solía hacer cuando intentaba calmarme.

-Bicho rojo, nos tomaremos esto con calma – dijo Félix a Tikki y el Kwami asintió con expresión preocupada, Félix se separó un poco para poder verme a los ojos y acariciándome la mejilla me susurro bajito -. De momento durmamos, será mejor que esto lo vayamos descubriendo poco a poco... parece que tu vida era bastante entretenida.

-¿Estarás conmigo? – le pregunte y el me sonrió ligeramente.

-Por supuesto que sí, te amo Brid.

-Te amo Félix – le respondí antes de que nos fuéramos a dormir.

La chica que una vez fuiWhere stories live. Discover now