Capítulo 2: Aniversario

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-Por cierto, tu hermano vendrá en tres días – dijo mi padre despreocupadamente.

-¿Mi hermano? – pregunte arqueando una ceja-. ¿Félix? ¿Qué motivo lo hará regresar a Francia?

-No lo sé, no es muy comunicativo que digamos – dijo Gabriel y se concentró de nuevo en su trabajo.

Si mi hermano no era comunicativo probablemente fuera porque se parece a mi padre. Félix... ¿Hace cuánto que no lo veo?

Félix se marchó de casa para estudiar en un internado en Londres cuando él tenía once años, yo tenía cinco en ese momento... desde entonces él solo viene a visitarnos de vez en cuando, durante las vacaciones y algunas veces en navidad, las pocas veces que lo vi en otros días del año fue después de la desaparición de nuestra madre y más tarde en el funeral.

Como se imaginaran no somos muy cercanos, para mi Félix es como un familiar lejano. Cuando venía a vernos pasaba la mayor parte del tiempo leyendo, siempre fue muy serio y formal.

Luego de que el internado termino se matriculo en una universidad en Londres y continuo estudiando allí, recuerdo que cuando venía a visitarnos mi madre le insinuaba que debería volver, pero mi padre decía que el internado donde estudiaba Félix era uno de los mejores del mundo y la discusión terminaba allí.

Félix era realmente cercano a nuestra madre, era a la única que llamaba por iniciativa propia y mamá se alegraba mucho al escuchar la voz de mi hermano. Cuando nuestra madre desapareció, Félix regreso de Londres he intento ayudar con la investigación, siempre me había parecido tan frió y distante que me sorprendí cuando descubrí que el también estaba sufriendo la desaparición de mamá.

Esa ocasión fue una de las pocas veces que realmente lo sentí cercano a mí, mi padre consumido por el dolor se había aislado en su oficina y no hablaba con nadie, me sentía solo y desamparado, entonces Félix se acercó y por primera vez desde que se marchó a estudiar al extranjero se comportó como mi hermano mayor.

-Regresara Adrien – me dijo mientras acariciaba mi cabello -. Ella nunca nos abandonaría.

Félix nunca fue un hombre de muchas palabras, rara vez demostraba algún sentimiento, pero en ese momento esa acción me resulto más reconfortante que todo lo que me habían dicho hasta entonces.

Luego Félix regreso a Inglaterra, mi padre lo mantenía allí porque era un lugar más seguro que Francia. Con el tiempo mi hermano se acostumbró a Londres y regreso a París cada vez menos.

Dudo que alguna vez regrese a vivir a Francia, desde que tomó esa decisión de entrar al internado a los once años su vida se separó de Francia y por lo tanto de la mía. Aún así era mi hermano y cuando regresara yo lo estaría esperando.

Luego de terminar mis responsabilidades en la empresa; me cambie de ropa, subí a mi auto y fui a buscar a Kagami a su casa.

Hoy era nuestro aniversario, hace cinco años que le pedí que fuera mi novia. El día que al fin me decidí a darle otra oportunidad al amor, Kagami estaba por volver a Japón, probablemente nunca hubiera regresado si no me le confesaba en ese momento.

Entre corriendo a toda prisa al aeropuerto y la busque por todo el lugar, no fue como una película romántica, no estaba lloviendo y tampoco la encontré un segundo antes de que subiera a su avión, ella esperaba su vuelo en la sala de espera del aeropuerto, me acerque a ella y le coloque mis manos sobre sus hombros.

-Kagami – le dije en voz baja, ella se giró hacia mí y me miro con tristeza, probablemente pensaría que me despediría de ella para siempre.

-Adrien... ¿Vienes a despedirte?

-No... si... si y no – tartamudee un poco, esa ligera vacilación me trajo de vuelta la imagen de mi Marinette, con una expresión de nerviosismo en el rostro y hablando con torpeza... perdóname Mari, pero sé que tu quisieras que continuara con mi vida -. He venido a desearte suerte en tu viaje y... a... decirte que te quiero.

-¿Que? – dijo Kagami con expresión de sorpresa, en ese momento yo también me sentí nervioso ¿Y si me había equivocado y ella no sintía nada por mí?

-Que te quiero... te quiero Kagami.

-Adrien... yo también te quiero – dijo desviando la mirada, a Kagami la educaron para no ser muy emotiva pero esa dificultad que tenía en expresar sus sentimientos era parte importante de su encanto.

Cuando estacione el coche frente a su casa y baje a buscarla, ella me atendió de inmediato, mi novia no era una muchacha que se hiciera esperar, para Kagami no estar lista para la hora acordada era de mala educación.

Esta noche Kagami se veía preciosa, llevaba el cabello un poco más largo de lo que la conocí y usaba un vestido verde que resaltaba su belleza asiática.

¿Qué tengo yo con las mujeres asiáticas? Hasta la fecha las únicas mujeres de las que me he enamorado han tenido alguna relación con Asia, Marinette era mitad china y Kagami es japonesa.

Fuimos a cenar en un restaurante con vista a la torre Eiffel, la noche estaba llena de estrellas, hubiera sido la escena perfecta de una película romántica de no ser porque una adolescente paso junto a nosotros, no le vi el rostro pero su ropa me recordó a Marinette, la seguí con la mirada hasta que se dio la vuelta y pude ver que se trataba de otra persona.

Desconozco si esta acción paso desapercibida para Kagami, si lo noto hizo un excelente trabajo disimulándolo. Me sentí algo culpable toda la noche, este era nuestro quito aniversario y yo aún no había podido superar del todo a Marinette.

Esa chica era mucho más joven que nosotros pero aun así cuando la vi pasar me pareció que podría ser my lady, mi Marinette... ese es el problema con la gente que se ha marchado, no importa cuántos años pasen, en nuestros recuerdos nunca envejecen, Marinette seguirá siento durante toda mi vida quella adolescente torpe de buen corazón.

La chica que una vez fuiWhere stories live. Discover now