Casarse con la Mafia es....

cap. 20 La Asistente personal.

Lauren se movía de lado a lado en su oficina, mordiendo la uña de su dedo pulgar, los nervios podían más allá de ella. Y eso decir algo, sobre todo si se pensaba que hace tan sólo una hora había ordenado la ejecución de una docena de hombres que fuesen contratados por los Marchant para obstaculizar una de sus embarcaciones en la aduana. Ese error les estaría costando la vida y serían el perfecto mensaje para advertir a sus enemigos que no intentarán tocar su territorio.

Pero ahora mismo, Lauren tenía una preocupación mayor...una mujer, una mujer que se dirigía hacia ella y que rogaba a todo lo que es santo que ella no le recordase.

Claro, siempre existía la posibilidad de que a sus 43 años la mujer perdiese la memoria...

Lauren se sobresaltó al escuchar el toque en su puerta. Guardando su compostura lo mejor que pudo , dio la entrada a quien se encontraba del otro lado...

- Camila!?- Lauren la miró consternada- no deberías estar en clase?- dejando la puerta abierta entraron a su oficina.

- Aja, profesor Ralph enfermó así que hemos terminado temprano. A caso mi esposa no es feliz de verme?- la tristeza adornando falsamente su rostro. Lauren palideció ante el gesto. Hoy de todos los días no que quería terminar durmiendo en la pequeña casa del perro.

- No para nada! - se apresuró a negar- es que me has sorprendido. Y como es eso de que se ha enfermado? No creí que alguien tan perfecto sucumbiera a la enfermedad- explico con desaire , intentando cambiar el tema.

Ahora en uno de los sillones de sala sentados uno junto a la otra.

- Aja, el profesor Ralph es sin duda muy humano, su tono un tanto sugerente. Lauren frunció el ceño. Camila sonrió -...si alguien es perfecto, esa sería mi Lauren...- Camila se apresuró a cortar cualquier intento de réplica con sus labios. Lauren se perdió pronto en el beso. Comenzó lento y suave, pero cuando las manos de ambas vagaban por todas partes, sin duda se intensificó al grado que a los pocos minutos Camila se encontraba a horcajadas de la ojiverde que ahora tenían media fila de botones deshechos en su camisa. Un sonoro carraspeo de garganta los detuvo. Ambas sin aliento y sonrojadas. Volvieron la vista para encontrar a una mujer madura de cabello rubio, ojos azules sosteniendo un maletín de pie en el umbral de la puerta.

- Les daré un par de minutos para que estén presentables- habló y dio media vuelta cerrando la puerta tras ella.

Lauren gimió interiormente pidiendo que la tierra le tragara. Camila no se percató del hecho ya que estaba intentando recomponer se a si misma. Si sus padres le vieran ahora no podrían creer que su siempre adecuada Camila había sido vista en una situación comprometedora en la oficina de trabajo de su esposa por una mujer mayor. Camila sonrió internamente, sólo Lauren había sido capaz de sacarle de su caparazón. Y era algo que disfrutaba mucho.

Un par de minutos después y uno que otro besugo robado, ambas estaban "listas" para recibir a su visitante.

Lauren ofreció el sofá frente al suyo a la mujer rubia. Que tomó de inmediato.

- Buenos días...- comenzó la joven Don, pero la mujer le interrumpió.

- No creo que sean necesarios los formalismos, al menos que hayas cambiados tu forma de pensar... Lauren -indicó la mujer rubia. La ojiverde tragó el nudo en la garganta.