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La luna se alzaba con majestuosidad en el cielo opacando a las estrellas e iluminando bajo esta a una mujer de cabello azabache largo y vestimentas blancas que veía a la nada con una leve sonrisa, sonrisa que desapareció al sentir una presencia detrás suyo, con toda la elegancia digna de su persona se giró para ver a una mujer de cabello castaño que le miraba con llamas en sus ojos aunque aquello ni inmutó a la azabache que volvió a su anterior posición cerrando los ojos al sentir como una suave brisa movía sus cabellos dándole una sensación de paz

—¿Por qué haces esto? ¡¿Qué te hicimos nosotros?! —aquella mujer castaña quien era una omega apretó sus puños sintiendo su cuerpo temblar por toda la ira que la azotaba en esos momentos, ira que sólo pudo aumentar al ver que la otra mujer ni si quiera volteaba a verle a la cara —Maldita sea ¡Hazme caso Diosa Luna! —gritó avanzando hasta la azabache tomando bruscamente de su hombro girándola hacia ella para quedarse viendo cara a cara

—¿Sabes? El pasado es parte de nosotros, forman quienes somos pero el problema es no quedar atrapado en el —confesó la azabache con bastante calma a pesar de la furia de la otra mujer que soltó un gruñido gutural —Es hora de liberarles del pasado, de ese odio que pasa de generación en generación —la castaña ante eso dejó salir sus garras dispuesta a atacar a la otra pero antes de poder si quiera hacer un movimiento más sintió como todo su cuerpo quedaba inmóvil

La Diosa Luna era la Diosa de todos los lobos, era quien decidía como irían las cosas para aquellas criaturas, era la encargada de elegir a las parejas que serían unidas por un lazo invisible hasta que la unión se complete totalmente con el apareamiento. Es la única que ha estado con ellos desde un comienzo viendo como iban evolucionando y cambiando pero si había algo que nunca ha cambiado en aquella manada era el profundo odio que sus queridas criaturas guardaban hacia los humanos

—T-Tú... ¡eres nuestra Diosa y ahora nos estás traicionando por unos humanos! —la seriedad fue reflejada en el rostro de la Diosa mientras un fuerte viento azotaba el bosque moviendo sus cabellos pero esta ni se inmutó ante eso —¡Por tu culpa matarán a mi hijo! —el grito sonó desesperado más aquello no fue suficiente para causar que la Diosa de doblegara ante las decisiones que había tomado; porque ella veía un bien futuro que ellos no eran capaces de ver, porque ella sabía que si hubiera cambiado aquel destino las cosas se realizarían de una forma mucho peor

—Permití por varios años que siguieran sumergidos en ese odio pero ya es hora de cambiar —declaró con un tono autoritario la diosa ya harta de que no le escuchasen, harta de que prefieran seguir con esa vida —No creo que deberías preocuparte por tu hijo, JungKook dejó de considerarte su madre cuando permitiste que su padre y esa omega atacasen a su mate sabiendo que ustedes sólo eligen una pareja para toda la vida —esta vez miró al cielo la hermosa Luna llena, aquella que era la confidente de muchos —Sólo les queda una oportunidad para remendar aunque sea algo pero deben aceptar lo que el futuro trae consigo —aquellas palabras eran una última advertencia, aquellas palabras sólo buscaban hacerles reaccionar

Pero...

La omega gruñó enseñando sus colmillos aún sin poder moverse pero eso no implicaba en que no pudiera gruñir hacia la mujer que hizo una mueca ante ese gesto

—Antes muerta que convivir con esos humanos —declaró con la rabia bañando sus palabras a lo que la diosa suspiró con tristeza negando con la cabeza

—Muchos no aprovechamos la oportunidad que la vida nos regala y ustedes acaban de desperdiciar una valiosa oportunidad —el cuerpo de la diosa comenzó a brillar mientras sonreía con tristeza —¿Sabes? Yo nunca hice que fueran pareja, sus propias almas, sus propios lobos fueron quienes las eligieron a ellas así que los verdaderos culpables de toda esta tragedia son ustedes —resonando esas últimas palabras por todo el lugar hizo que la omega se estremezca mientras veía a la Diosa desaparecer y ella al fin podía volver a moverse

Mi Pequeña HumanaWhere stories live. Discover now