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Un gruñido escapó de los labios de Park JiMin que miraba molesto a una de las hembras omegas de su manada que había estado siguiéndole por un largo rato, odiaba que le hicieran eso sólo por ser un alfa y de los más fuertes, aquello era su deber y parte de su naturaleza como el hijo de uno de los líderes de la manada pero esa no era una razón para que la mayoría de las omegas se la pasaran siguiéndole liberando sus feromonas queriendo enamorarlo con su olor tanto a él como a su lobo pero para su mala suerte ninguno de los dos se mostraba interesado en tener una pareja

—Jimin Oppa usted huele...diferente —dijo la omega olfateando el aire frunciendo la nariz al darse cuenta del extraño olor que provenía del alfa. Aquello extrañamente causó que el cuerpo de Park se tensara por unos segundos para luego fruncir el ceño

—Eso no te tiene que importar —habló el alfa con molestia pasando alado de la mujer que frunció el ceño apretando sus puños con fuerza por ser tratada de esa forma por el hijo del alfa Park

—¿Por qué siempre nos ignoras? Nosotras las hembras de la manada queremos lograr llamar tu atención para así poder tener a tus crías pero tú simplemente nos ignoras —dijo la mujer ofendida mirando al alfa que detuvo su caminar —¿Quién será la indicada para ti Park Jimin? Ni si quiera los otros alfas hijos de los del consejo nos prestan atención —Jimin giró sobre sus talones mirando a la mujer con la mirada ensombrecida sintiendo una burbujeante ira en su interior al estar escuchando eso

—Tú no tienes derecho para hablarme así, soy tú un futuro miembro del Consejo y será mejor que cuides tu boca omega —de un momento a otro Jimin se encontraba detrás de la mujer omega quien sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo al escuchar la voz de mando del chico en eso último —Sólo estas celosa y enojada porque no te elegí, yo no deseo una mujer ofrecida y aprovechada —dijo antes de alejarse de la mujer perdiéndose entre la gente de la manada dejando a la omega paralizada en su sitio

La ira recorría cada parte del cuerpo de Jimin que mantenía su respiración acelerada tratando de controlar a su lobo quien se encontraba inquieto, las ganas de despedazar y matar a alguien surgieron en él haciendo que palideciera pero el sonido de unas ramas rompiéndose al ser pisadas hizo que volteara a ver detrás suyo listo para atacar a quien lo estuviese siguiendo nuevamente valiéndole si aquella persona era otra de esas omegas

—Más te vale que dejes de gruñirme y mostrarme los colmillos en este instante Park Jimin o juro que te la corto —dijo Min YoonGi mirando a Jimin con sus fríos y oscuros ojos mientras mantenía sus manos en los bolsillos de sus vaqueros, frunció la nariz al sentir el ácido aroma del chico lo que indicaba que estaba furioso

Jimin dejó de gruñir y sus colmillos desaparecieron al reconocer a YoonGi, suspiró levantándose algo avergonzado por su comportamiento ante su mayor pero la ira dentro de él lo hizo actuar sin pensar. Suspiró tratando de pensar en algo más para poder relajarse, cerró sus ojos por unos segundos contando internamente hasta 10 aunque su mente terminó por vagar hasta la imagen de cierta niña acariciándolo con una sonrisa

¿Que mierda?

El gruñido por parte de YoonGi lo devolvió a la realidad así que rápidamente se apresuró a prestarle atención a su mayor —¿Qué ocurre Hyung? —preguntó mirando a YoonGi notando que este no venía solo, detrás suyo se encontraba Kim TaeHyung su mejor amigo y no pudo evitar sonreír; en realidad desde pequeño conocía a TaeHyung, YoonGi y al resto de los hijos alfas de los miembros del consejo pues eran compañeros de su padre y por lo tanto sus hijos serían sus compañeros cuando asuman cada uno el puesto de su padre

—Padre dio la orden de que vayamos hacia el norte del bosque, dijo que sintió el olor de otros humanos en nuestro territorio —dijo Taehyung con un rostro serio, a ninguno de ellos les agradaba la idea de tratar con humanos y todos en la manada los odiaban aunque ellos nunca entendieron la razón de eso

—¿Humanos? No puede ocurrir nada bueno si es que ellos están en nuestro territorio, vámonos —dijo Jimin suspirando, en su mente recordaba a aquella niña que lo había tratado de forma tan cálida sin importarle que pudiera asesinarla, sólo esperaba que aquella niña no fuera a quien el padre de TaeHyung sintió

~Mientras en otra parte~
Ruth y Emma se miraban entre ellas con un puchero para luego voltear a ver a Rebeca que las miraba con una sonrisa inocente en el rostro sentada sobre una roca, habían entrado al bosque a explorar por petición de Rebe pero terminaron perdiéndose en medio de este y ni si quiera recordaban como volver a la casa de la abuela de Emma

—Tengo hambre Rebe —dijo en medio de un lloriqueo Emma  mientras se sentaba en el suelo con Ruth a su lado a pesar de la nieve aunque no se preocupaban mucho debido a lo bien que se habían abrigado para salir a explorar

—Y a mi me duelen los pies —dijo Ruth lloriqueando igualmente a lo que su prima puso los ojos en blanco

—Dejen de lloriquear, este lugar es bastante hermoso y hay una bonita paz —dijo Rebeca sonriendo mientras bajaba de la roca acercándose a sus amigas sentándose enfrente de ellas —No se preocupen por la comida —Rebe tomó su mochila sacando de ella una bolsa de galletas con chispas de chocolate dejando sorprendidas a Ruth y a Emma, no habían pillado cuando la niña había guardado dichas galletas en su mochila

—¡¿De donde las haz sacado?! —preguntó Ruth poniendo sus pequeñas manitos en sus mejillas —¿El hada de las galletas te las dio y no me avisaste? —Emma parpadeó incrédula mirando la bolsa de galletas aunque no dudó en tomar una junto con Ruth comenzando ambas a comer

—El Hada de las Galletas nunca me trae galletas cuando le pido —dijo Emma una vez que acabó su galleta, su ceño se frunció al escuchar las risas de sus amigas a lo que les sacó la lengua —¡Ustedes son crueles conmigo! —se quejó juntando un poco de nieve en sus manos y lanzándosela a Rebeca quien soltó un grito debido a la sorpresa aunque rápidamente se puso a juntar igualmente nieve en sus manos lanzándosela a Emma que lo esquivó logrando que esta le diera a Ruth

Pronto las risas volvieron ahora siendo de diversión mientras las bolas de nieve iban y venían de un lado a otro, una pequeña guerrilla librada en el bosque donde era prohibido el ingreso de los humanos pero aquello era algo que ella no sabían

PUTO WATTPAD QUE ME BORRA LOS GUIONES LARGOS

Mi Pequeña HumanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora