9. Hielo

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Mi amigo recoge su ropa del suelo apoyando la mano sobre el colchón, hace el amago de abandonar la habitación pero tiro de su mano para impedírselo.

-    Ryan, quédate. Quédate conmigo.

Él asiente de mala manera y se sienta en el borde de la cama mientras acaricia mis piernas.

Me siento junto a él y acarició su pelo alborotado. Me besa con calma y paciencia, tierna y dulcemente.

-      Te quiero - susurro frente a sus labios.

-          Ese es el problema - contesta acariciando mi largo pelo que cae por mi espalda - que me quieres.

-      ¿Qué problema hay en eso?

Sonríe pícaro y se tumba a mi lado, enreda sus pies con los mios, causando cosquillas en mi estómago enamoradizo.

-        Liz, yo no creo en esas mierdas del amor y cuando te pones en ese plan…

-      ¿Te gusta?- pregunto riendo frente a sus labios.

-      Pero me gusta más cuando no hay sentimientos de por medio… solo tú y yo, lo disfruto más.

Vuelvo a besarle, pido acceso a su boca con mi lengua para poder explorarla y saborearla profundamente sabe a cerveza y queso. Enredo mis dedos en su pelo, sintiendo como el calor vuelve a apoderarse de mí. Ryan muerde mi labio inferior para finalizar con el beso, enloqueciendome de nuevo.

-      Quédate…- digo sonriendo- por favor.

-      Con una condición…- dice jugando con mi oreja entre sus dedos.

Asiento y pasa sus labios a mi oído.

-        Pasa del becario, se solo mia - pasa a morder mi cuello, mis pezones se endurecen cuando Ryan acaricia mi cintura por encima de la sabana y comienza a bajarla para llevar sus besos hacia abajo.

-        Hecho- digo casi en un gemido porque me está lamiendo uno de los senos- ¿Algo más?

-          Que obedezcas todos mis caprichos por unos días…- pasa a besar el otro seno- y que me dejes castigarte.

Mete sus dedos en mi cada vez más húmedo sexo, pero no continua… los aparta.

Abre el cajón de su mesilla y saca unas esposas.

-          Este es el juego, preciosa- dice esposándome a la cama- si te mueves te castigo más…

Saca un antifaz también de la mesilla y me tapa los ojos con él

-          Vas a tener confiar en mi- hace una pausa para dar un lametón a lo largo de mi torso- si no quieres sufrir.

Siento como la cama sube, obviando que me ha dejado sola en la habitación. Mi respiración se entrecorta solo de pensar que estoy desnuda en una cama… con los ojos vendados y esposada.

-         Flexiona las rodillas- ordena y yo obedezco- recuerda, pequeña Liz, no te muevas.

Siento algo muy frio chocar contra mi entrada, encojo las piernas por la sensación.

-          Niña mala…- susurra mordiendo mi oreja- te he dicho que no te muevas.

-       Me has asustado- replico y él me calla con un beso.

-         El hielo no muerde- dice riendo mientras juega a deshacer el hielo contra mi sexo - en cambio yo...

Siento como pasa sus dientes por mi clítoris, haciendome arquear la espalda involuntariamente.

Love Taxi 🔞Kde žijí příběhy. Začni objevovat