21 Balas - Próximamente

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Mi penosa vida comenzó hace 26 años. Todo en mi vida era absolutamente perfecto, mis padres me querían y yo era una niña a la que no le faltaba de nada. El día de mi quinto cumpleaños, mi padre abrió la puerta de nuestra casa conmigo en brazos. Desde el pasillo vislumbramos los pies descalzos de mi madre que estaba tendida en el suelo de su habitación.

Mi padre me soltó en el suelo y fue corriendo a su auxilio. Soltó un grito ahogado y yo, muerta de miedo corrí a su lado, teniendo que algo malo le hubiera pasado a mi madre.

El cadaver de un hombre desnudo estaba en la cama de mis padres. La mano derecha de mi madre sostenía un arma y la izquierda una nota que no conseguía leer, pues aún no leía con facilidad. Mi padre la cogió el arma con dos dedos y la alejó de mi vista.

La policía entró en nuestra casa derribando la puerta, yo comencé a llorar y se llevaron esposado a mi padre quien gritaba entre lágrimas que era inocente.

Yo le creía. Estaba claro que el resto del mundo, no.

Aquella noche dormí en casa de unos desconocidos y con los primeros rayos de luz, un par de señores uniformados esperaban en la puerta de mi casa de acogida explicando muy brevemente que mi padre se había suicidado en su celda.

Los tres habían muerto.

Mi vida fue un infierno. ¿Quién querría hacerse cargo de una niña de cinco años tan traumatizada?

Pasé por varias casas de acogida, aunque sabía que estaba sola en el mundo.

Con tan sólo dieciocho años, pude vivir por mi propia cuenta, pero no tenía nada, sólo un trozo de periódico con la noticia de la muerte de mi madre, Elisabeth Norristown y su amante, Ryan Greyson. Mi padre era el principal sospechoso y al suicidarse, el caso quedó cerrado.

Conseguí que la justicia me concediera la mitad del dinero de mis padres, ¿la otra mitad? Para indemnizar a la familia de Greyson.

Aquella misma noche, la de mi dieciocho cumpleaños, cogí un autobús a Chicago. No quería saber nada de la gran cuidad. Todo era demasiado doloroso.

Caí en las drogas. Me metí en problemas. Tanto que me vi involucrada en un operación policial.

Fui el topo, la informante de la jefa del departamento de inteligencia. Le caí en gracia y me acogió en su seno. Me cuidó como si fuera la hija que nunca tuvo y yo la quise como a la madre que me arrebataron.

Ella me ayudó a conocer la historia de mi madre: una gran mujer de negocios que se dejó llevar por su supuesto mejor amigo, un hombre que dejó embarazada a una mujer meses después de que mi madre viniera a Nueva York con mi padre, Evan Lightwood.

Tan sólo dos años después, curiosamente, pasé de ser informante a ser inspectora de policía en la unidad de inteligencia, a las órdenes de Linda Arrington, mi jefaza y segunda madre.

Por fin fui independiente.

Una mañana despejé una de las paredes de mi dormitorio, coloqué el trozo de periódico y una vieja foto de mis padres. Encendí el ordenador y busqué todas las fotos de los compañeros de trabajo de mi madre. Los amigos de mi padre y todos los conocidos del amante de mi madre.

Resoplé remangando las mangas de mi jersey y comencé a enlazar todo con varias madejas de hilo rojo.

Estoy dispuesta a hacer todo lo que esté en mi poder para descubrir la verdad.

¿Cómo fue posible que una mujer con un buen trabajo y una feliz familia acabara de esa forma?

¿Quién fue Ryan Greyson?

Y lo más importante, ¿por qué mi madre decidió acabar con la vida de ambos?

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La historia continúa con "21 balas" - Próximamente

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