―¿Pero en que putas esta pensando Lauren Jauregui?―un minuto ¿Ese no era el nombre de la esposa de su madrina? Pensó Anielka y entonces pensó que algo malo le pasó a su hija mayor, tragó saliva un poco asustada― ¡Pues ponla de inmediato! ―gritó Dinah― Si, sí, Lauren, Lauren, calma soy yo... ¿Qué? ¿Qué estas loca? ¿Qué es lo que te pasa? ¿Cómo que ya se vino?―Anielka miró a su madre de repente sonreí, su madre ya estaba completamente loca, primero vociferaba como condenada ahora reía como nena con juguete nuevo― ¡Dios, Claro que estoy súper feliz veré de nuevo a Kristina Michelle Jauregui! ¡Pero te mataré Lauren por el susto! ―Anielka no entendía nada hasta que la puerta del despacho de su madre se abrió de golpe y apareció Lauren Jauregui con su hija pequeña de la mano y Camila Cabello sonriendo a su vieja amiga, la emoción las embargó y las cinco saltaron para darse un gran abrazo, Camila abrazó fuertemente a su ahijada y Lauren apretó junto a su hija menor a Dinah, poco después la esposa de esta gran amiga de Lauren se unió emocionada, y las lagrimas comenzaron a aparecer, 14 años fuera, mucho tiempo sin verse, pero un segundo...

―Que ternura. ―se escuchó desde la puerta a una preciosa joven de estatura media, con unos ojos verdes como Lauren y un hermoso cabello castaño como chocolate liso y rebelde como en otros tiempos lo era el de Lauren que ahora lo usaba largo y finamente acomodado, tenía una contextura delgada pero mas fuerte que la de Lauren, más parecida a la de Camila, unas rebeldes pequitas se podían apenas distinguir de su morena nariz, sus ojos brillaban con inteligencia, vestía unos vaqueros azules y una camisa con cuello de tortuga negra lo que la hacía verse despreocupada, su sonrisa igualita a la de Lauren que dejaba ver sus perfectos dientes blancos, Anielka sintió maripositas en el estomago al ver a su terremoto nuevamente ante ella con aires de aventuras y de muchas travesuras― ¿Así que a mi no me saludan? Bueno, luego me quejo con el abuelo Mike. ―dijo con voz traviesa.

―Dios, esta es la pequeña Sophia Victoria.―dijo Dinah asombrada pero no tanto como su hija.

Las dos en una. ―dijo ella divertida― ¿Acaso creías madrina que me pasaría mis 18 en Alemania? ―dijo ella, pero se podía notar el acento ya muy marcado del otro idioma madre de la chica, su hermanita una preciosa pelinegra ojos marrones como los de Camila y cabello ondulado sonrió.

―Yo también quería cumplir años en la tierra natal de mis mamás, es muy hermosa, todo lo que he visto me ha gustado ―dijo ella, tenía una voz increíblemente parecida a la de Camila, Dinah le sonrió, ella era fruto de ese alocado experimento de los viejos Mike y Alejandro, seguro que estaban más que orgullosos, esas chicas eran un encanto además de ser las nietas más amadas de Miami.

―Hablas muy bien el ingles. ―dijo Anielka hablando por primera vez, los ojos de Sophia la taladraron, ella se sonrojó.

Claro, pero mi hermana me ha tenido que ayudar mucho, la verdad que ahora el alemán se me hace más fácil.

Claro enanita preciosa. ―dijo Sophia entrando― Toda la vida has hablado alemán, má, ¿Puedo ir a ver al abuelo Alejandro? ―dijo mirando esperanzadoramente a Camila.

No, nos iremos todas juntas a ver a los padres de tu madre. ―dijo Lauren, Sophia reprimió su temperamento como lo hacía cuando estaba pequeña.

Tenía cosas que hacer con el abuelo antes. ―dijo abrazando a su madrina― Hola ―le dijo a la sonrojada Anielka, que retrocedió un paso, cuando ella le extendió la mano― Vamos, no muerdo...

Claro, yo...hem, han pasado muchos años desde que te vi la ultima vez, em ¿Cómo estas?

―Genial ―dijo ella.

Getenic - Camren© Where stories live. Discover now