Misterios

409 41 4
                                    

Despierto más cómoda de lo normal. Unos brazos envuelven mi cintura y escucho una suave respiración cerca del lóbulo de mi oreja. Es Sasuke. Su presencia irradia una paz que me hace sentir demasiado bien, como si este fuera el lugar que quiero ocupar por siempre. Cojo su mano que envuelve mi cintura y la beso. Parece sentirlo porque sus rasgos se suavizan aún más y su cabeza se acurruca más en el hueco de mi cuello. Quisiera que hubiera más momentos así, con él, donde sienta su protección por encima de todo y de todos. Sasuke se remueve entre las sabanas un poco y su mano se envuelve más en mi cintura y baja a mi vientre. De pronto a mi mente viene una idea descabellada, creo. Me imagino un rostro de un bebé con sus rasgos y los míos. Si estuviera embarazada, su mano en mi vientre sería una caricia a nuestro bebé. Muevo la cabeza negando esas ideas. Sencillamente, son cosas que no pueden ser, ni ahora, ni mañana, ni nunca. Sasuke y yo en un plano más de amantes no existimos. Yo soy su prisionera hasta el día en que muera y él es el demonio que tiene el rol de mi verdugo.

Miro por la ventana y me doy cuenta de que no ha amanecido. El reloj que reposa en mi mesita de noche marca las tres de la mañana. Es demasiado temprano. Estiro los brazos para desperezarme y acurrucarme, nuevamente, en los brazos de Sasuke. Las profundidades del sueño me llaman otra vez.

...

¿A quién viste? preguntó el pelinegro sumamente preocupado. Los problemas en el corazón de su protegida aumentaban mientras el tiempo pasaba y lo que sus ojos veían tampoco ayudaban mucho. Ella siempre había sido una niña especial.

La niña de nueve años tembló ligeramente. Parecía que le era difícil hablar sobre esa situación. Algo que en su corta edad no debería de estar pasando.

Es un ser oscuro que dice que quiere hacerme daño murmuró para luego continuar con su relato totalmente con el miedo dibujado en el rostro. Tiene el pelo negro, grande y da mucho miedo.Describió.

Sasuke buscó entre sus recuerdos el nombre de alguien con esas características y recordó algo súper importante. Cuando estudiaba e iba a la biblioteca a leer sobre las reglas de conducta y muchas cosas que les enseñaban sobre los tres mundos: Humano, cielo e infierno, algo había llamado su atención. La ilustración de un hombre como lo acababa de describir la pequeña niña a su cargo.

Esas características se ajustaban al perfil de Madara, un ángel de su familia, que había sido desterrado porque mató al ser que protegía. Su pena incluyó el peor de los males para un ángel; Convertirse en demonio.

¿Te dijo su nombre?

La pelirosa negó y lloró de miedo. Cada vez que recordaba la maldad implícita de ese ser algo en su cuerpo se removía.

¿Tú me cuidaras Sasuke-kun?pidió, desesperada.

Sasuke afirmó lentamente para luego abrazarla y reconfortarla en sus brazos como siempre lo hacía y haría.

¿Si la cuidaría?

Ella era súper importante en su vida. Claro, que la cuidaría. Y así sería un hoy, mañana y siempre.

Porque siempre estaría con ella. O eso creía...

...

La mañana feliz que pensé tener, no se dio. Desperté sin los brazos de Sasuke, y hasta ahora, no me lo topo en la facultad. Siento como si algo me faltara cuando no estoy a su lado. Su presencia en mi vida sea vuelto demasiado necesaria.

Camino siguiéndole el paso a alguien. Una espalda femenina que no quisiera tenerme que topar, pero desafortunadamente tengo que seguir sin protestar.

Hacia la luz I: Por una venganza, te conocíWhere stories live. Discover now