Cuando mis alas desaparezcan

La primera vez que le di un regalo

Muchas cosas habían pasado este último tiempo, me habían atropellado sin pronósticos muy esperanzadores, sin embargo, como si hubiese sido un milagro ahora estoy vivo con mi pierna y brazo dentro de un molesto yeso. A mamá le habían dado permiso en el trabajo para quedarse un tiempo en casa y poder atenderme sin que nada malo pasara, como que me cayera mientras voy al baño o algo así.

Sin mucho que hacer más que mirar televisión y estar en la computadora Kate entro a mi habitación con un plato con arroz y bistec mientras acomodaba una mesa cerca de mi cama y me sonreía con ternura, como si en cualquier momento algo me fuera a pasar. Tal vez antes no me daba cuenta, pero Kate siempre sonreía de esa forma cuando me veía y actuaba con cuidado para que no me molestara con ella.

― ¿Puedes comer solo o te ayudo?

―-Puedo solo... ― dije de mala gana mientras tomaba el tenedor con dificultad con mi mano izquierda y pinchaba un trozo de la carne previamente cortada por Kate

―Debes agradecerle a tu amigo ¿vendrá hoy de nuevo?

―No es mi amigo...

―Pero gracias al despertaste, te ayudó mucho Max ¿sabías que los dueños del hospital son amigos de sus padres? El habló con el encargado y te trasladaron a una mejor habitación con mejores médicos, debemos agradecerle como se debe ¿Crees que le guste la tarta de fresas?

―No desperté gracias a Brad... Desperté porque... ― Quería decirle a Kate que desperté porque escuché su voz, la voz de Orión me pedía que despertara, que no muriera ― porque tenía que hacerlo...

―Deberías ser más agradecido con él, se ve que te estima mucho, vieras lo preocupado que estaba por ti en el hospital ¿No has pensado en salir con él?

―Kate...

― ¿Me dirás mamá alguna vez?

―Bueno... mamá, verás... estoy saliendo con Orión.

Su silencio lo decía todo, estaba confundida. Ella sabía que me gustaban los chicos, pero supongo que nunca pensó que tendría un novio y menos uno mayor que yo, aunque si mirabas a Orión nunca podrías adivinar alguna edad, todas esas debían ser cosas de ángeles, si le hubiera dicho a mamá que Orión tenía mi edad posiblemente me hubiera creído.

―Eeem... bueno hijo... es hora de que tengamos la charla, vi el reportaje de la juventud y sé que están muy precoces y esas cosas, no quiero que te contagies de algo así que debemos hablar las cosas como son.

―Kate no es necesario con la internet y todo eso me di la charla solo, además yo... yo no soy virgen...

― ¿Hace cuánto son novios?, hijo, pero eres un bebé todavía. Si, yo perdí mi virginidad mucho menor, pero ¿Ya?

―No Kate, no fue con él ― era terriblemente incomodo hablar esto con tu madre ― fue con otra persona...

― ¿Te cuidaste?

―No es como si fuese a quedar embarazado o algo así...

―Pero tienes que cuidarte igual hijo, nunca se sabe. ¿Qué debería decirte?

―No lo sé tú eres la mamá.

―Hablemos de tu novio... ¿lo quieres?

―Si... ― me daba vergüenza mirar a Kate en este momento ― lo quiero mucho.

― ¿Y él te quiere a ti?

―Es triste, a veces tengo la impresión de que me quiere mucho más de lo que yo lo quiero a él.