La primera vez que me golpearon

14.1K 996 418
                                    

Pandora caminando con tranquilidad, sin soltar mi mano en ningún momento me llevó hasta el apartamento de Damon, sonriéndome de manera piadosa y mirándome con aquellos ojos repletos de ternura y comprensión.

―Subamos las escaleras, hay que cuidar la línea ― soltó sonriendo mientras me llevaba por las escaleras, sin saber que realmente prefería subir por el ascensor por lo cansado que me hacía sentir hacer eso.

Nos vimos parados frente a la puerta de color negro y metiendo su mano dentro su blusa, pandora sacó las llaves que Damon le había obsequiado.

El apartamento de Damon siempre estaba oscuro, a él le gustaba dejar las cortinas cerradas, por lo mismo siempre olía a encierro mezclado con el aroma de los viejos libros que Damon coleccionaba. Aunque era diferente ese olor definitivamente era el de Damon, un aroma que te hacía pensar en alguien sabio.

―A ver... ― Pandora me observó pensativa ― Creo que aquí luces mejor ― Me sujetó de los hombros y me guio hasta el sofá ― Perfecto ― pellizcó mis mejillas como una anciana a un niño ― Ahora sólo hay que esperar a que llegue...

―Pandora ¿Damon se va a enojar conmigo?

―No lo sé dulzura, Damon es impredecible... pero no hablemos de Damon ¿Qué hay de Max?

―Max... ― sonreí sólo con pronunciar su nombre ― Yo realmente lo amo y quiero que sea feliz, por eso quiero que me ayudes a hacerlo feliz por siempre Pandora.

―Orión... ― sonrió triste ― ¿Sabes que ambos no pueden ser felices por siempre? La vida no es como en las historias donde todo termina con "Vivieron felices por siempre"

―Lo sé, lo que quería decir era... hacerlo feliz por toda mi existencia.

―Perdóname Orión, pero siento que un humano no merece llevarse tu existencia, pero al final es lo que decidiste y no soy nadie para ponerme en contra de tus decisiones.

―Gracias Pandora – le sonreí mientras esta se recostaba en un sofá individual y comenzaba a enviar mensajes por su teléfono.

No sé cuánto tiempo pasó, pero en mi mente imaginaba las posibles reacciones que Damon tendría al enterarse de todo y Poppy no ayudaba mucho llenando mi mente con las imágenes de los peores escenarios posibles, haciendo que el miedo se apoderara de mi cuerpo, haciéndome sentir nauseas por la ansiedad.

Sentí una extraña sensación en mi espalda, seguida de más nauseas debido a lo que estaba pasando.

―Pandora voy al baño... ― dije sintiendo como si mi estómago se me saldría por la garganta.

Entré al baño cerrando la puerta y observando mi pálido rostro en el espejo, las marcadas ojeras por mis madrugadas dificultosas por las pesadillas se veían más y más, con miedo metí la mano debajo de mi camiseta, sintiendo aquella suave sensación de una de mis plumas que había caído.

Con miedo a lo que podía pasar si Damon veía la pluma, me acerqué al inodoro y la boté por ahí tal cual los humanos lo hacían cuando sus peces se morían. Jalé de la palanca, viendo como en un remolino de agua con tinte azul la pluma desaparecía para no ser vista nunca más. Bajé la tapa del inodoro para sentarme sobre éste, suspirando por la rapidez con las que se estaban cayendo, no quería que esto continuara, tenía miedo, no quería que mi tiempo con Max se acortara.

Cuando me tranquilicé, salí del baño, no sólo sintiendo los ojos carmesíes de pandora sobre mí, sino que un par de ojos dorados mirándome con furia y como el dueño de aquellos ojos semejantes al oro se acercaba a mi como si fuera un toro enfurecido.

Cuando mis alas desaparezcanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora