Bonito

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Jinki se encontraba sentado, acechando con la mirada al pequeño quien lucía unas mejillas sucias a causa de carbón que había desprendido la leña cuando la encendió, traía el cabello ligeramente recogido y un vestido que era de su esposa. Miraba con detenimiento como el pequeño caminaba a paso lento por la casa para hacer el aseo.

¿Cuánto tiempo llevaba ahí? ¿Valdría mucho?, rascó su cuello desesperado por pensar en ello, si bien era cierto Kibum era un hombre, sin embargo, era muy hermoso, su piel lechosa era hermosa incluso pensó que era una piel mucho mejor que la de cualquier otra mujer, salvó su esposa, ella era perfecta también. Los moretones que le había causado su amo, los guardias y su accidente en el bosque ya estaban en completa extinción, sin embargo, notaba que el pequeño era muy inocente, puro y eso le llenaba el corazón de ternura, no se veía capaz de lastimarlo.

—Kibum.

El pequeño alzó la vista atento.

—¿Si?

—¿Por qué huiste del castillo?

—No hui, me rescataron —esbozó una ligera sonrisa—, después todo se volvió oscuro cuando caí, fue ahí donde dejo de recordar que pasó exactamente.

—¿Qué sucedió?

—Mi amo me golpeaba, pero no me dejaba, y cuando Jonghyun trató de salvarme...—se quedó en silencio unos segundos tratando de esclarecer su memoria, aunque esta solo le mostraba pequeños fragmentos de lo sucedido. Finalmente se dio por vencido al no recordar cómo había llegado hasta la casa de Jinki exactamente—. no recuerdo, solo sé que me sacó de la mazmorra pero no recuerdo como llegué al bosque. Es confuso.

—Vaya —escuchar como el pequeño había llegado hasta el bosque le hacía comprender porque tenía la ropa desgarrada y el cuerpo lastimado. Curioso por como relataba las cosas, cuestionó:— ¿Te gustaría volver?-

—Antes yo he dicho que quería volver y usted no me lo ha permitido. —habló en voz baja, no la suficiente dado que Jinki le escuchó.

—No creía que fuese verdad lo que me has contado.

—Ahora lo sabe.

—¿Quieres que te lleve con tu amo? —cuestionó con la duda en mente. Si eso le hacía al pobre niño, no imaginaba como trataba a la demás servidumbre.

—Yo...bueno, era feliz allá, corría por el campo de trigo y jugaba mucho, pero sé que para mí amo soy un objeto y no me gustaría ser castigado y azotado de nuevo, duele mucho.

—¿Tan malo fue contigo? —¿Cómo se atrevía ese sujeto a lastimar al menor? estaba claro que el niño era inocente y no veía justo que lo tratara así.

El pequeño suspiró con suavidad, negó mientras observaba sus manos recordando a su amo Minho, el hombre que pese a sus juramentos de amor, no se había tocado el corazón para lastimarlo.

—Es bueno cuando estoy a solas con él.

—Es cruel entonces, hombres así no valen la pena. ¿Cuál era su nombre?

—Minho. —El nombre salió en forma de susurro.

—¿Minho? —Jinki alzó la voz sintiendo la furia de inmediato al escuchar ese nombre— ¿Ese maldito es tu amo?

El pequeño se sobresaltó sintiendo que se ganaría una paliza por mencionar el nombre del príncipe, se encogió sobre su lugar esperando el mortal golpe.

—S-Si...—se atrevió a decir con los ojos cerrados, aunque en realidad el golpe nunca llegó.

—Maldito imbécil —Jinki prefirió calmarse antes de asustar más al pequeño, si así reaccionaba con su voz, no se imaginaba el infierno que tuvo que haber pasado para quedar así de traumado. Dio una bocanada de aire antes de relajarse—, pequeño Kibum, en tu lugar yo no volvería.

Esclavo perfecto «MinKey»Where stories live. Discover now