El inicio

1.1K 100 9
                                    

Minho se encontraba acostado, con las piernas semi-estiradas, mientras apoyaba su espalda en el respaldo de la cama, sonreía en la oscuridad mientras extendía su mano y hacía un movimiento con su dedo, frente a él se encontraba Kibum, parado mientras negaba suave, Minho volvió a retraer su dedo para indicarle que lo quería cerca, Kibum pasó sus manos hacia su espalda, deshaciendo el moño de su corto mandil, lo dobló y colocó en la mesa de a lado, volvió a mirar a su amo.

—Hazlo para mí. —Sonrió el amo, el tono de voz empleado hizo de Kibum un ser doblemente tímido.

El minino suspiró, lentamente empezó a desabotonar su vestido negro y ajustado, mostrando primero los blancos hombros, jalándolo para zafar sus brazos de aquella tela, eso cautivó a Minho, ver aquellos largos brazos ahora desnudos, mordió su labio inferior con deseo, no se controlaría mucho más tiempo, observó deslizar el vestido por toda su piel, lo dobló y lo colocó.

—Ven a mí, pequeño. —Extendió sus brazos hacia el frente deseando recibirlo.

El pequeño rodeo la cama, el camisón le cubría el pecho y parte de los muslos, caminó descalzo en aquella roja alfombra, se subió a la cama algo temblante, aproximándose a Minho, sintiéndose asechado, observó a su amo, sus labios temblaban, su corazón palpitaba con fuerza, las manos ajenas rodearon su cintura, dejó caer su cuerpo sobre él.

—¿Quieres un beso? —Cuestionó Minho sonriendo observando como el rostro contrario adquiría un suave rubor.

Kibum asintió apenas, no le salían las palabras ante aquel hombre.

No se hizo esperar más, Minho tomó el mentón contrario y estampó sus labios, con suavidad, con hermosura y calidez, al separarse de sus labios, de nuevo un chasquido inundó la habitación, el minino se encontraba sonrojado, sonrió un poco y después bajó la mirada, su amo le soltó un momento, jaló las sábanas y cubrió sus cuerpos, volvió a su posición anterior, dando otro beso y acomodándose en la cama.

—¡Descansa mi bonito Kibum! —Sonrió cerrando los ojos, satisfecho de su cometido.

—Descanse mi señor. -Respondió con timidez el esclavo, cerrando los ojos tratando de dormirse-.

Sin embargo, mientras el minino disfrutaba de su sueño en aquella suave cama, Minho la pasaba mal, el insomnio se hizo presente cuando sintió el muslo de Kibum rozar accidentalmente su miembro, le observó completamente dormido, pero para él, era un martirio, tantos días, meses y años había deseado con extrema lujuria tocarlo y hacerlo suyo, pero aún tenía esa duda: ¿Habrá estado ya con alguien más?, volvió a sentir el roce de aquella muslo, sintió como esa parte sensible comenzaba a reaccionar, soltó una maldición apenas audible, tuvo que moverse un poco para que ya no le torturara así, besó la frente del rubio y después de un rato de calmar el hervor en su sangre se dispuso a dormir.

Kibum se levantó primero, observó a su amo en total calma, el sueño seguía aún en él, sonrió un poco conmovido ante está escena, se levantó de la cama y se vistió, tendría que darse una ducha, eso era algo esencial en su vida, salió de la habitación para dirigirse a la suya, al llegar a esta lo primero que hizo fue desvestirse de nueva cuenta, su habitación era más reducida, no tenía una gran cama, no había lujos, pero era bonita para él, entró al cuarto de baño para calentar el agua, se apoyó en la rocosa pared mientras esperaba, machacó fresas, moras, frambuesas y duraznos para agregarlos al agua caliente, eran sus frutos favoritos, su mamá lo bañaba con dichos frutos cuando era aún más pequeño, se desvistió por completo y se adentró en la tina, sintiendo el agua caliente, no hizo más que relajarse, su piel lechosa relucía con la entrada del sol por la ventana, estiró sus piernas y cerró los ojos.

—¡Lavaré tu hermosa espalda! —El eco de una voz masculina resonó en la habitación.

Kibum dio un brinco asustado, giró el rostro, encontrándose con su amo apoyado en el marco de la puerta, que ahora estaba cerrada.

Esclavo perfecto «MinKey»Where stories live. Discover now