Capítulo 22: Agente secreto

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Abrazo por la espalda a Elizabeth y beso su mejilla entrelazando nuestros dedos tratando de calmarla. Esta muy quieta.

- Ya se ha ido, tranquila.

- ¿Qué más podría ocurrir? – se voltea lentamente y me ve a los ojos devastada, no puedo comprender como es que las personas llegan a su vida solo para lastimarla.

"Como es que llegamos" me corrige la conciencia en ese mismo momento, es absurdo que intente excluirme de ello. Soy un idiota, en el momento en que toda esta verdad se descubra mi pequeño paraíso se verá destruido.

-Tengo que encontrar a Black, Lizzie, no puedo permitir que ese imbécil te torture de esta manera. – ella se tensa ante mis palabras. - Tranquila, investigaremos con Ashley y descubriremos cual es el fondo de todo esto. No me detendré.

- No. No puedes ponerte en riesgo tú. Por qué estaríamos arriesgando la vida de Jay, no me lo perdonaría nunca.

- Incluso ahora está en riesgo, nosotros ahora estamos juntos, y la seguridad de ambos es mi responsabilidad. ¿Entiendes? – hablo duramente mientras acaricio su mejilla – se me ocurre de pronto que hasta que todo esto pase un poco... -lo pienso solo un instante más antes de abrir mi boca, analizando la posibilidad de que ante mi propuesta pudiese disipar las dudas de Elizabeth sobre mí. – deberías venir a casa con nosotros.

- ¿Qué? No, de ninguna manera.

- Si, de hecho, creo que es una orden. – digo con una sonrisa de lado hundiendo mi nariz en su cuello para dejar pequeños besos en él y pego nuestras frentes – déjame consentirte. Voy a llevarte el desayuno a la cama, comeremos comidas deliciosas, podremos dormir juntos todas las noches... ¿No sientes que merecemos unos días juntos para aprovechar compañía mutua? – ella me oye atentamente, niega, pero me oye. – Imagina unos días solo tú y yo.

- Absolutamente no. Tú hijo está de vacaciones.

- Cuatro días.

- He dicho que no.

- El fin de semana de navidad. – hago un puchero. – solo irás a casa el jueves, preparamos el lugar para la noche buena, cenamos, dormimos, navidad... y en la noche si quieres, solo si tú quieres te regreso aquí. Sana y salva. – Gracias al cielo en sus ojos no aparece preocupación por lo anteriormente ocurrido así que me las apaño haciéndole unas cosquillas para acercarla a mí y atrapar sus labios en un cálido y largo beso al que ella responde gustosa. Le abrazo fuertemente contra mi cuerpo. – solo quiero que estés bien. Sé mi regalo de navidad.

- Vale, acepto. Iré contigo. – Ella me dedica una sonrisita y Jaydan grita desde el baño. – Tranquilo, yo iré.

- ¿Tomamos algo? – pregunto quitando un mechón de cabello de su rostro y suspiro al ver el lugar donde el maquillaje oculta el moretón que Thomas le ha dejado. Ella asiente. – Bien, iré a preparar algo. ¿Has visto mi móvil? Le diré a Marta y a mi madre que no nos esperen que regresaremos tarde.

- ¿No lo habrás dejado en el auto? – responde mientras va hacia el baño a por mi hijo.

- Genial, bajaré un momento. Llevo tus llaves. – salgo del departamento con las llaves de Elizabeth en mis manos y me percato de que Ashley no se encuentra en la sala. Bajo las escaleras rápidamente y cuando voy llegando al estacionamiento una pareja está discutiendo.

¿Ashley? ¿Christopher?

-Ella no tiene nada que ver con tus problemas mentales de mierda. Déjala ser. Has hecho todo lo que quisiste, con sus pertenencias, con su propia identidad, con la herencia que le correspondía, ya está. ¿Ahora vienes aquí a preocuparte por que un pendejo te hace una llamada telefónica? ¿Cuánta mierda escondes debajo de tu tapete como para que un donnadie te obligue a venir a verla? – la pequeña Ashley es más intimidante de lo que parece, el sujeto al cual identifico como mi cuñado tiene la cabeza hacia atrás como cansado de oír el discurso, pero al mencionar la palabra "mierda" él se tensa y la mira a los ojos.

Apasionado TormentoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ