Capítulo 12: "850 millas"

122 15 6
                                    


"- ¿Por qué no nos detuvimos en la gasolinera? ¡Muero de ganas de ir al baño! -dice riendo mientras sacude el biberón para Jaydan.

- Porque antes no tenía ganas... -respondo mirándola un momento y luego vuelvo a concentrar mi mirada al frente. – además aquí la problemática eres tú, míranos, con Jaydan tranquilamente hicimos lo nuestro.

- Oh si mami... -ríe el enano desde atrás mientras se estira para tomar el biberón que ella le da. Ella guiña un ojo a Jay y le dice:

- ¿Estás burlándote de mami?

- No mamá, nunca haría algo como eso. – le lanza un beso y la música llena el ambiente del vehículo. A lo lejos se aproxima una tormenta.

- Maldición, otra vez...

- Tranquilo cariño, no va a llover. Hará mucho calor hoy, Mamá Rosa me lo dijo. -sonrío por sus palabras de aliento, ella siempre tiene esos efectos en mí.

A lo lejos puedo ver que la policía está deteniendo el tráfico y frunzo el ceño, muchos autos están deteniéndose, hay ambulancias, muchísimo movimiento, finalmente me detengo en la larga fila al tiempo que volteo lanzándole una mirada extrañado, ella se encoje de hombros, quito mi cinturón de seguridad y busco la placa que me han dado hace un tiempo, ella pone su mano en mi muñeca al percatarse de mis intenciones.

- Cielo no tenemos prisa, no vayas allí. Vamos a esperar. -me estiro para dejar un casto beso en sus labios.

- Solo iré a curiosear, quédense aquí, regresaré en un momento y buscaremos otra ruta posible. -bajo del automóvil y guardo mi placa en el bolsillo trasero de mi pantalón caminando hacia el revuelo, esquivando autos. Autos policiales, la mayoría.

Ashley Smith está allí, ella me ve y comienza a correr hacia mí negando. Espero estar unos metros más cerca para hablar:

- No sabía que estabas aquí, ¿Qué ocurrió? -ella pasa su mano por mi mejilla. Oh no...

- Tranquilo. – Parpadeo sin saber qué hacer, tengo miedo de pronto.

- Ash, déjame pasar.

- Si, si... pero tienes que calmarte, así no puedes. -le miro aterrado y paso de ella soltándome de su agarre comenzando a correr hacia la tienda policial situada en medio de la carretera con ambulancias. El ruido bajo mis pies hace que baje la mirada, el piso esta mojado, está comenzando a llover y no puedo llegar a la tienda, corro con todas mis fuerzas y está lejos, muy lejos. Cuando llego a ella, Darren está en la puerta y se hace a un lado para dejarme pasar, hay una camilla, doctores, enfermeros.

- ¿DÒNDE ESTÀ? -grito y todos me ven enfadados, cuando se voltean, la veo. Angie está en la camilla con mi hijo recostado en su pecho, hay sangre, mucha sangre... retrocedo lentamente, la única luz que hay ilumina el pálido y golpeado rostro de mi esposa sin vida. El llanto de Jaydan resuena en mi cabeza y salgo hacia afuera. Oh no... no otra vez.

Afuera de la tienda ahora hay un parque, verde, mucho verde y árboles. Comienzo a caminar, de pronto, Jaydan aparece con su pequeño disfraz de marinero, le llamo por su nombre, pero él no me hace caso y corro detrás.

Lapidas. Un cementerio. Jaydan se detiene frente a las lapidas llenas de flores blancas y rojas, rosas más precisamente, al llegar a mi pequeño ya no es mi hijo quien está de pie entre ambas tumbas sino un pequeño esqueleto. ¡Mierda!

- ¿Por qué todo lo que tocas se muere, papi? -el esqueleto señala bajo mis pies, las flores que están a mi alrededor se han teñido de un aterciopelado negro.

Apasionado TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora