Capítulo 33: Empezando de cero

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La convivencia en mi apartamento se ha convertido en un verdadero infierno, las pesadillas se rehúsan a desaparecer y los imposibles horarios de Ashley han hecho de mi ansiedad un horrible gigante que atornilla mi cuerpo constantemente. La psicóloga ha insistido en que todo es pasajero, de igual modo me ha sugerido tomar algunos calmantes y realizar más actividades que me relajen, pero lastimosamente durante estas últimas semanas no encuentro nada que me relaje.

<<La compañía de Shelddon te relaja>> La molesta voz en mi cabeza se encarga una vez más de recordarme que las pocas veces que he pasado tiempo con Shelddon han sido suficientes para sentirme como yo misma; Ashley y él son los únicos que no miran mi aspecto y recalcan lo enferma que me veo, son los únicos que siguen viendo belleza en un cuerpo que magullado y enfermo.

Aparto los pensamientos tontos de mi cabeza y salgo rumbo a la cocina por mi segundo tazón de cereal del día, he notado como la ansiedad se refleja en el deseo de comer y junto con la psicóloga hemos acordado darle libertad solo cuando la ansiedad se mezcle con el hambre, cree que no es sano y me ha pedido que vea a un nutricionista para asesorarme mejor, tiene razón y a eso me dedicaré mañana, hoy solo quiero sentarme en el sofá mirando la puerta a la espera de algún tipo de señal que indique que Thomas ha regresado.

Como despacio meditando sobre la posibilidad de un nuevo trabajo, un hospital privado quizá o pedir un préstamo en el banco y así poder regresar a la escuela de medicina para mejorar mis conocimientos, quizá para obtener un diploma de Doctora. Doctora Elizabeth, eso me gusta. Me permito fantasear por unos minutos ante la última idea y sonrío estirando una de mis manos para acariciar la peluda cabeza de mi perro cuando mi celular me alerta de una llamada entrante.

— Hola Lizzie ¿hoy puedes visitarme?

La alegre voz de Jaydan inunda mi cuerpo de una sensación de tranquilidad y su preciosa y esperanzada voz casi me hace responderle de manera afirmativa sin pensar en nada más.

— Hola Jay, no creo que eso sea posible lo siento mucho. ¿Cómo te encuentras? ¿Sabe tu padre que hablas conmigo?

El quejido al otro lado de la línea me hace fruncir levemente el ceño, no me gusta hacerlo sentir mal, pero Shelddon y yo no estamos pasando por un buen momento.

— Ha llegado con unos gatitos muy graciosos y he tomado su celular para que vengas a verlos, pero no quieres.

— Jaydan ¿Qué haces con mi celular?

La voz de Shelddon al fondo le arranca al pequeño una diabólicamente tierna carcajada y unos movimientos bruscos que me indican que quizá ha salido corriendo.

— Lizzie, Lizzie ¡sálvame!

Río un poco ante aquello hasta que escucho la risa incontrolable de Jay, sin duda Shelddon lo ha alcanzado.

— Lo siento Elizabeth, no he notado cuando tomó el celular.

— Descuida ha sido entretenido mientras duró —admito suspirando leve para luego regresar a mi labor de comer cereales, al otro lado Shelddon carraspea un poco y suspira de igual modo dejando todo en silencios durante unos minutos.

— Elizabeth sé que no es momento, pero quiero volver a proponerte que ve...

— Si quiero.

Interrumpo automáticamente sin saber exactamente que quiere. Abro los ojos de par en par cuando caigo en la cuenta de lo que he dicho, intento corregir mi error, pero de mis labios no sale palabra alguna es como si estuviera batallando conmigo misma por la decisión que acabo de tomar. Shelddon al otro lado de la línea suelta el aire de manera pesada y empieza a hablar rápido como miedoso de mi arrepentimiento.

Apasionado TormentoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora