Olvídame Cielo #OLVIDADOS#1

CAP 16-No necesito a nadie

PUNTO DE VISTA DE

Me senté en mi escritorio molesto, esa chica si que lograba sacarme de mis casillas. Actuaba como si lo supiera todo, como si siempre tuviese razón, era terca y gruñona.
Pero no salía de mi mente.

Miré mi reloj, tendría una reunión con mi padre en media hora.
Me había convocado esa misma mañana, diciéndome que era de importancia.

El viejo Samuel y yo nos llevábamos muy bien, siempre habíamos sido muy unidos y era en la persona que más confiaba y él confiaba en mí.  A pesar de que siempre discutíamos, esta semana las cosas se habían puesto tensas y es que mi padre quería que me casara.
Había sido ese el trato: me daría la dirección total del banco y también de la banda cuando estuviese casado.

Me parecía una estupidez, casado o no yo conocía este negocio mejor que nadie, yo había ayudado a crearlo.

El trato era ridículo.
No tenía intensiones de casarme, tan solo tenía 26 y mucho por vivir. No quería boda ni tampoco hijos. Me gustaba mi vida.

Me subí a mi auto y conduje al banco, era un día soleado que anunciaba el inicio del verano, pero las palabras frías de Ziel se habían quedado en mi mente.

'No dejaré que juegues conmigo'

Dejé mi auto en el parqueo y subí al último piso. Saludé a Samantha, la preciosa asistente de mi padre y entré a aquella oficina que tanto conocía.

-Hijo- saludó mi padre sonriendo.
Algo andaba mal.

Me senté poco convencido por su actitud jovial muy poco natural y lo miré.

-Mañana habrá una cena en casa de los Henson, y han solicitado tu presencia-dijo aún sonriente.

-¿Decidiste ser mi nueva secretaria - respondí burlón sin entender aún el motivo de su felicidad.

-He visto que tu y la hija mayor Sofía se llevan muy bien-continuó ignorando mi comentario.- y como ya sabes, nuestras empresas están muy agradecidas con el señor Henson que nos ha dado todos los accesos y las facilidades para poder extender el negocio-

Asentí sin aún entender a donde quería llegar Samuel.
Efectivamente, el señor Henson era uno de los miembros más importantes del parlamento estadounidense y tenerlo de nuestro lado era una forma de protección judiciaria que nos facilitaba el lavado de dinero.

-Ve al punto- dije de mala manera.

-Casate con Sofía- Soltó mirándome seriamente.

Lo miré y sonreí.

Sofía era una chica dulce y era justo por eso que no me gustaba.
Tratar con ella era lo mismo que tratar con una adolescente consentida, y de todas maneras, no quería casarme.

-No- dije tranquilamente.
Mi padre frunció el ceño, no le gustaba que le llevase la contraría, pero yo no era un niño al que simplemente se le podía dar órdenes y mi padre sabía que necesitaría más para persuadirme.

-Sí lo haces, te entregaré todo- lo miré sin poder creerlo, me sentía asqueado de que mi padre pudiese pensar que me casaría por dinero.

Claro, no es que fuese la persona más correcta del mundo, soy un delincuente y lo asumo, pero no iba a casarme con Sofía solo para poder estar al mando. No era lo correcto.

-No me interesa-dije bruscamente- es absurdo-

Mi padre me miró a los ojos y lo vi envejecer 10 años frente a mí, detrás de su traje impecable y sus palabras confusas, podía ver que estaba cansado de esto.

-Lo último que necesito es que te encargues de mi vida amorosa- dije con desprecio.

Estaba bastante molesto.

-Busco lo mejor para ti hijo, sé que no estas enamorado de Sofía, pero podría ser una buena compañía en los años a venir. Tu madre y yo... -

Me levanté de golpe de mi silla.
No podía creerlo, ¿cómo se atrevía a mencionarla tan ligeramente?

-Mi respuesta es no- espeté firme para luego salir de la oficina.

Casarme con Sofía, vaya estupidez.
Definitivamente no lo haría, no me ataría a alguien para siempre solo para no estar solo.
Yo no necesitaba eso.

Pensé entonces en mi madre. Casarse con mi padre la había llevado a su muerte dos veces; la primera fue cuando mi padre le destrozó el corazón con su frialdad y la segunda fue cuando le dispararon en plena frente.

Suspiré, no necesitaba una esposa.
No necesitaba a nadie.