Ella era un corazón de piedra, una sonrisa olvidada, un cielo nublado.
Él era un profundo misterio, un laberinto infinito, fuego y hielo.
¿Qué pasará cuando el destino los una?
Ziel era una agente de la policía.
Liam era uno de los delincuentes más...
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Finalmente el involucrado había terminado por confesar trabajar para Samuel Williams, uno de los líderes de una banda narcotraficante con la que habíamos tenido problemas un par de veces.
Sabía que no había mucho que hacer, Williams y otros miembros de esa banda eran grandes tiburones de las finanzas, protegidos por las empresas más grandes del estado. Revisé el expediente de Williams: había sido demandado varias veces y había sido acusado de secuestro, pero los procesos judiciales estaban inconclusos o lo declaraban inocente por falta de pruebas. Tomé un sorbo más de café antes de continuar con la búsqueda. Tendría que ir a visitar al señor Williams.
Salí de la estación y me subí a mi auto en dirección a Wall Street donde se levantaba la inmensa torre del banco WILLIAMS. Una vez allí, le presenté mi identificación a la recepcionista que amablemente se contactó con el señor Williams para avisarle de mi presencia, aunque no tenía ninguna orden judicial conmigo.
Lo primero que pensé es que el señor se negaría a hablar conmigo, pero para mi sorpresa, la secretaria me guió a su oficina a través de los amplios pasillos blancos. El señor Williams me esperaba sentado en su imponente silla de cuero negro, un trono financiero.
-Buenos días, Agente- me saludó el señor frente a mí dándome la mano amablemente.
-Buenos días, señor Williams- respondí fría.
-¿En qué puedo ayudarla?- preguntó invitándome a sentar frente a él.
Lo había visto una que otras veces en revistas y periódicos, pero teniéndolo frente a mí me daba cuenta de que era aún más imponente de lo que creía. Era un hombre de unos 50 años, pero se le veía saludable y lucía más joven.
-No tengo mucho tiempo así que iré directamente al problema-dije- Ha habido un tiroteo en la avenida 53, ayer en la noche, como ya debe usted saberlo. Han habido dos fallecidos-
-Una lástima- respondió mirándome con una tristeza fingida.
Qué hipócrita.
-Resulta que hemos capturado a uno de los involucrados, Derek Castwood. ¿Reconoce ese nombre?- pregunté mirándolo fijamente y pude notar como su sonrisa desaparecía levemente, pero manteniendo siempre toda su calma.
-Nunca lo había escuchado antes- respondió.
-El sujeto asegura trabajar para usted- insistí cortante. No se me escaparía.
-Debe estar equivocada- dijo para luego levantarse- si quiere más información, contacte a mi abogado.- me tendió su tarjeta y sin decir más, salió de la oficina dejándome allí sola. Era obvio que había tenido algo que ver.
Sabía que no debía hacerlo y que probablemente tendría grandes consecuencias, pero aún así me levanté rápidamente de la silla y luego de haberme asegurado de que no habían cámaras, le di la vuelta al escritorio para tener acceso a las carpetas que habían en los cajones.
