Ella era un corazón de piedra, una sonrisa olvidada, un cielo nublado.
Él era un profundo misterio, un laberinto infinito, fuego y hielo.
¿Qué pasará cuando el destino los una?
Ziel era una agente de la policía.
Liam era uno de los delincuentes más...
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Kalum llegó a mi departamento alarmado, la visita de esa policía lo había preocupado y había empezado a caminar por toda mi oficina en círculos como un niño nervioso. Era uno de mis mejores amigos y de verdad lo apreciaba, pero siempre había pensado que no estaba hecho para este negocio.
-¿Y si descubre que yo también soy parte de la banda? ¿Y si encuentra pruebas? ¿Y si nos manda a todos a la cárcel?-
-Cállate Kalum- respondí calmadamente mientras le daba la última calada a mi cigarrillo.-Esa agente no hará nada, me encargaré de que detenga su búsqueda- continué aplastando el cigarrillo en el cenicero.
Me senté en mi silla y revisé las últimas ubicaciones de la banda Roja. Esos imbeciles me las pagarían.
La banda Roja era un grupo de narcotraficantes que se encargaba de traer la producción a un precio bastante reducido, pero sus clientes eran de mala calidad al igual que la droga que vendían.
Nosotros nos encargábamos de los clientes adinerados, vendíamos excelentes producto y teníamos la red más amplia, hasta que hacía unos meses, la banda Roja había empezado a vender nueva mercancía, drogas más refinadas, lo que perturbaba nuestro negocio.
Recibí en ese mismo instante una llamada de Samantha, la secretaria de mi padre. Tendría que ir a verlo. Me dirigí a la mansión con Kalum y dos más de mis hombres, James y Tyler.
Cuando entré, fuimos recibidos por el ridículo número de personal y me dirigí directamente a la oficina, donde sabía que estaría mi progenitor.
(...)
-No puedes hacerle daño- fue su respuesta cuando le dije que quería deshacerme de la agente Castellan.
Lo miré extrañado.
-Esa chica es un miembro importante del consejo judicial, si algo le pasa habrán muchos problemas- explicó mirando archivos. Parecía buscar algo.
-No puedo permitir que siga con su maldita investigación- espeté cansado.
-Encuentra otra manera de presionarla, pero hazlo con cuidado, esa chica tiene aliados.- respondió de manera sabia.
Una idea me vino entonces a la cabeza y no me pudo parecer más brillante: mandaría a mis hombres a hacerle una visita a la pequeña Zarah.
PUNTO DE VISTA DE
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