El Rechazo De Una Estrella. (PAUSADA)

/38/

38

Narrador omicente.

Mientras que la inocente Arian y los hermanos eran dormidos con un sustancia desconocida para ellos y que Kia, la tía Mey y sus cómplices aprovecharan su inconsciencia para trasladarlos a otro lugar aun mas lejano que el anterior.

En otro lugar lejano el hechicero mas peligroso y antiguo jugaba sus cartas y armaba sus alianzas. No por nada tenia que estar listo y protegerse para la guerra que se viene.

Para las verdades que se sabrán.

Los dos hombres de un perfecto traje negro y caras serias se encontraban escoltando al viejo hechicero que se había atrevido presentarse en las tierras de la emperatriz con tanta tranquilidad y exigiendo hablar con su majestad. El anciano de aspecto deplorable llevaba una túnica desgastada por los años de color carmesí. La túnica contaba con detalles de espinas doradas en las mangas, en su cintura se encontraba un cinturón de cuero negro donde colgaba cuatro pequeñas bolsas de diferentes colores que ocultaba extraños y mágicos objetos, en sus arrugadas manos sostenía una antiguo bastón que usaba para apoyarse y no caer. En su rostro llevaba una larga barba blanca con algunas manchas negras y dientes amarillentos, sus ojos eran tan oscuros como la noche.

Desde que escucho que dos de los hijos de la emperatriz se encontraban muertos, otros cuatro peleados y su hija adoptiva desapareció, el anciano había decidido regresar a antiguo "hogar" sin importarle el precio que esto costara.

Las dos grandes puertas de metal se abrieron frente a el, dejando a la visto el gran salón con enormes columnas y paredes de la roca mas fuerte que se puedo encontrar, y una alfombra roja que terminaba al final del salón donde un trono de oro se encontraba y en el una muy sensual mujer de un largo cabello negro una hermosa y delicada piel blanca, unos sorprendentes ojos rojos, y unos labios tan provocadores donde dos colmillos sobre salían. La sensual mujer llevaba un vestido de manga larga de color negro pegado exageradamente a sus curvas y que lograba resaltaba sus provocadores senos.

Detrás de el trono un gran ventanal se encontraba, en el toda la historia de las batallas ganadas de su especie se encontraba grabadas.

— Mi señora — se inclino el anciano.