Capítulo 15: El botín de Noah.

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Noah Fox observaba con sumo interés lo que ocurría ante sus ojos. Aunque ciertamente no era una novedad. Jane estaba a punto de partirle el culo a alguien. Resultaba excitante. Le gustaba verla en acción. Apreciar su fuerza, su rapidez, la agilidad con la que se movía. Como una jodida pantera. Veía atrayente la capacidad de una mujer para defenderse.

―Hazme ganar dinero, bebé ―esbozó con labios mudos para que solo ella pudiese auscultar.  

Vio la respuesta de Jane, una sonrisa repleta de complicidad que rápidamente cambió por una llena de determinación, enfocándose en Eric. Vaya pelotudo. Llamarle lesbiana. Se merecía todo lo que a continuación le pasase.  

―¿Cómo va la pelea? ―La voz de Andrew hace que Noah voltee y lo mire.

―Recién empieza. Eric besara el suelo… ¿quieres apostar? ―provoca Noah, aunque ya tiene asegurado un buen botín por parte de los amigos de Eric y los no-simpatizantes de Jane, pero sabe que Andrew es nuevo, hace poco más de un mes había sido transferido, así que no conoce a Jane. Pero si a Eric.

Ambos miran expectantes como Eric pone la guardia arriba y Jane no. Ella se limita a mirarlo de manera soberbia logrando ser abucheada. Sí, Jane no era de las mujeres que se hacían querer sin siquiera intentarlo.

―Seguro. He visto a Eric entrenar. ―Andrew mira a Jane y sonríe―. Así es mi esposa cuando está enojada. Cree que puede patearle el culo a un  luchador de la UFC1.

Noah también ríe. Dinero fácil. ―Te parecen… ¿Cien dólares?

Andrew agranda los ojos y oculta una sonrisa. Dinero fácil. ―Claro. Trato hecho―. Estrechan las manos sellando el pacto. Hasta que Andrew se da cuenta del adorno en la cara de Noah.

―¿Qué te pasó?

Eric lanza el primer golpe impactando en el aire. Jane ha dado un paso hacia la izquierda con la rapidez de un puma. Varios “uuuh” se escuchan. Eric sigue con su asalto pero Jane continua ilesa, esquivando cada uno de sus intentos.

―Eh, tuve una pelea… ―responde Noah  a la repetitiva pregunta del día, encogiéndose de hombros como si fuese lo más evidente del planeta. Nunca diría que el causal fue una chica… por un jodido beso y mucho menos que la autora había sido Jane. No soportaría las burlas.

―Vaya, imagino como quedo el otro ―se mofa Andrew.

 ―Oh, sí ―Noah carraspea un poco―. Totalmente desfigurado. En silla de ruedas además… ―Aseguró, viendo como esta vez Jane tomaba la iniciativa. Repartió varios potentes golpes, Eric esquivo la mayoría pero recibió uno en la mandíbula. Jane lo estaba haciendo recular.

―¡Vamos Eric! ―La voz alentadora de Marcus hace que Noah se carcajee y pase su dedo índice por el cuello haciéndole señas “Estas muerto”.

―¡Dile adiós a tu maldito dinero! ―se burla Noah.

Y eso hacen los agentes federales… las mentes súper dotadas del cuerpo policial de Nueva Orleans se encuentran soltando silbidos, maldiciones y pocas palabras de aliento, en su mayoría dirigidas a Eric.

Curioso, que estos hombres, con tan alto sentido de justicia ansían que un hombre le dé una buena tunda a una mujer. Varios han peleado con Jane. Han sido humillados con la derrota, así que esperan con ansiedad que por fin la pongan en su sitio; las colchas del gimnasio.

Una estampida de puñetazos y patadas se desata entre ambos. Los dos atacan, esquivan golpes y se miran con osadía.

―¿Qué sucede? ¿Le temes a una lesbiana? ―Jane ha hecho retroceder a Eric, haciendo que casi se una a la pequeña audiencia que tienen. Ambos están conociéndose. Estudiándose. Aprendiendo los movimiento del otro―. Marica…―balbucea, queriendo despertar la ira en él. No necesita que se controle.

Mi Chica RudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora