Capítulo 8: El regalo.

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Jane lo dudo por unos segundos. Si decía que le había gustado él le daría un beso, si decía que no seguiría insistiendo. Y Noah sabía como ser insistente y sacarla de sus casillas.

-No me gustó. Y deberías buscar con quien calmar eso -Jane se apartó un poco y bajó la mirada a la entrepierna de Noah. Un bulto nada pequeño se veía en los bóxers rojos. Inmediatamente él se coloco la mano allí tratando de tapar la prueba irrefutable de que la deseaba.

¿Y tú no te puedes controlar diez jodidos minutos? -pensó Noah apenado mirando sus bóxers.

-Iré a dormir -indicó Jane cuando ya había terminado de limpiar la cocina- mañana tengo que torturar, digo... interrogar a unos sospechosos con Julian. Saldré temprano.

Besó la mejilla de Noah quien seguía excitado entre sus bóxers pero se había parado de la silla de lo más normal y la había ayudado a limpiar.

-De acuerdo. Descansa. No olvides que mañana nos espera tu madre para cenar.

-Vale. No lo olvido.

Con una última sonrisa Jane entró a la habitación, cepilló sus dientes, lavó su cara y notó que tenía un aspecto horrible como de costumbre.... Necesitaba dormir bien para tener un aspecto aceptable, y quizás debería cepillarse el cabello, pero el cansancio era grande así que lo dejaría para mañana y se lanzó en la cama. La almohada tenía un leve olor masculino, cosa que no hizo más que inquietarla y hasta excitarla un poco.

Idiota de Noah.

Mañana tendría un largo día de trabajo. Después de eso iría a visitar a su loca familia que por supuesto, pedían que Noah fuese cada vez que ella iba. Era uno más de la familia. Aunque en el fondo sabía que su padre albergaba la absurda esperanza de que terminaran juntos. Su padre también había sido policía, ahora estaba retirado por eso Noah lo tenía comiendo de su mano. Tantos años y aun trataban de emparejarlos. Era realmente ridículo ver los intentos que hacían.

Por otra parte su hermana Dakota no perdía oportunidad para coquetearle, sabía que ellos se veían sólo como "amigos". La única persona relativamente normal era su hermana menor Nina. No tenía un hermano varón, de manera que era el orgullo de su padre al seguir su legado. Finalmente el cansancio la invadió y sucumbió a sueño pesado.

**

Jane sentía el cuerpo tan caliente que tuvo que despertase. Trató de moverse y no lo consiguió. Vaya sorpresa... ¡Noah la tenia enjaulada con su cuerpo! La pierna derecha descansaba sobre sus muslos y esa gran mano rodeaba su cintura con posesión, no dispuesta a dejarla escapar.

-¡Noah! ¿Qué demonios haces en mi cama? -preguntó despertándolo, removiéndose hasta que sintió que el se movió.

Él en vez de pararse y largarse, lo que lógicamente debía hacer, se quedo allí con ella, apretándose contra su cuerpo.

-Tuve un mal sueño. Déjame en paz, necesito dormir... ―murmuró adormilado acariciando su cadera con suavidad, tratando de calmarla.

¡Era el colmo! ¡Estaba en su habitación y le decía que lo dejara en paz!

Miró los números rojos iluminados de su reloj de mesa y vio que eran las tres de la mañana. ¡Mierda! Estaba tan agotada aún. Y extrañamente se sentía cómoda aunque tenía medio cuerpo de Noah encima...

Cedió ante la sensación de comodidad y se entrego de nuevo a los brazos de Morfeo y al calorcito que le proporcionaba ese gran cuerpo a su lado. Mañana pelearía.

***

PDV JANE

Al despertar lo primero que escuche fue la respiración de Noah en mi nuca, haciendo erizar cada bello en mi piel, quería reírme por las cosquillas que me causaba, conteniéndome al darme cuenta de algo escandaloso cuando baje la vista... ¡Su mano estaba en mi entrepierna!

Mi Chica RudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora