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Si su vida hubiese sido la de un adolescente normal - y no la de alguien que estuvo detrás de un señor oscuro desde que supo que era mago- probablemente habría probado algún tipo de sustancia para alucinar o algo por el estilo, y estaba más que seguro, que ver un colacuerno húngaro de color morado habría sido mucho más aceptable que ver un Draco en miniatura. 

No podía creer lo que estaba viendo en ese momento, el infante le miraba con los ojos desmesuradamente abiertos, tan expresivos e impropios de Draco, sin embargo, el parecido físico era tan increíble, que era innegable que ese chiquillo era un Malfoy. 

Harry había tenido que insonorizar la habitación y había aplicado hechizos protectores muy poderosos para que no detectaran la ubicación de ese niño. 

—¿Dónde estoy? — Preguntó el niño, con un tono infantil y aún así, con palabras muy claras para quizá, su edad. Aún estaba bajo los efectos del confundus, por lo que no había empezado a llorar o algo por el estilo. 

—¿Qué edad tienes? — Dijo Harry, ignorando por completo su cuestionamiento. El menor arrugó su nariz con desagrado, de algún lado aquel gesto se le hizo conocido, aunque no de Draco. - El dragón solía ser más bien, inexpresivo.

— Tengo cinco años. ¿Por qué lo pregunta? ¿Dónde estoy? ¿Y Mey? 

El niño se levantó y empezó a caminar por allí y por allá, era tan pequeño y aún así, poseía una cabellera perfectamente platinada peinada hacia atrás. 
Mientras el infante curioseaba, Harry estaba estático en la mitad del salón observando fijamente al chico. 

Cinco años. 

Es exactamente el tiempo que Draco ha estado en Azkaban  ¿Cómo era posible? ¿En qué momento aquel orden cronológico era si quiera pensable? ¿Qué demonios era ese niño? No sentía en él magia oscura, no, sentía la inocente magia de un niño mago en sus primeros años. 

—¿Cómo se llama tu padre? — Preguntó entonces el auror, el niño, que andaba mirando un espejo, volteó a ver a Harry con el entrecejo fruncido. 

—No sé. — Se encogió de hombros y luego volvió a mirar al espejo. — Mamá me dijo que él ya no está. 

—¿Mamá? ¿Quién es tu mamá? — Harry avanzó hacia el menor y se acuclilló a la altura del infante, el cual lo volvió a mirar como un subnormal. Un rasgo tan Malfoy. 

—Mi madre, Cissy. — Comentó él mientras se acercaba también a Harry. — ¿Quién eres? 

Harry se quedó en blanco cuando una de las frías manos del niño se colocó en su mejilla, dándole a penas una delicada caricia en la mejilla. 
No entendía por qué, pero la necesidad de proteger a ese infante a costa de cualquier cosa se instauró en su pecho. 

Cissy... ¿Dónde había oído aquel nombre? No lo recordaba muy bien, andaba demasiado perdido en los grises ojos del niño. 

—¿Cómo te llamas? — Preguntó Harry, subiendo su mano para acariciar los sedosos y rubios cabellos del niño. 

—Scorpius. — Sonrió el niño. — Yo te conozco a ti, Harry Potter. 

Harry se sobresaltó un poco, sin embargo, notó que la mano del niño había viajado hasta su frente y delineaba de forma suave su cicatriz. 
No sabía en qué momento había dejado de mantener el glamour, quizá, desde la aparición debido a la conmoción que toda la situación le provocaba. 

—¿Y quién te habló de mi? 

—Mamá, cuando estamos solos, dice que nos salvaste a todos, pero que lastimosamente aún existe mucha oscuridad que incluso el elegido se niega a ver. 

After All This Time / HarcoМесто, где живут истории. Откройте их для себя