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− ¿Ron? – Preguntó el auror, colocándose los lentes de forma un tanto torpe luego de haberlas tomado de la mesita que tenía junto a la cama en la que estaba.

−Harry. – Respondió el pelirrojo, cerrando la puerta tras de si luego de haberse anunciado con las enfermeras que estaban a cargo de Potter.

El elegido se quedó en silencio, un poco perplejo y gratamente sorprendido de ver a su mejor amigo visitándole en el hospital. Le darían de alta esa noche y la verdad, no creyó que alguno de esos dos – Hermione o Ron – fuesen a verle.

El chico se notaba que no había dormido casi; unas enormes bolsas estaban bajo sus ojos y la palidez en su piel se resaltaba mucho más por el rojizo color de sus cabellos.

Sin embargo, su expresión no era hostil y tampoco indiferente, quizá más bien, un poco acongojada y decaída.

Harry temió lo peor.

−Yo…Quería hablar contigo y ver cómo estabas. – Dijo el chico Weasley, caminando hacia la cama y tomando asiento en una de las sillas que estaban junto a la misma. Harry no le quitó los ojos de encima en ningún momento.

−Estoy sorprendido, pero me alegra mucho verte. ¿Qué tal todo? −La curiosidad lo estaba matando, Hermione para esas alturas ya debería de haber hablado con él.

−Qué decirte colega… tengo muchas ganas de ir a tu casa y asesinar a Draco Malfoy. – Admitió, estirándose y agachando los hombros luego de suspirar.

− ¿Qué? – Miró a Ron con los ojos algo entrecerrados.

−Tengo ganas, pero no lo haré. Si tuviese verdaderamente la intensión, no habría venido aquí.

−Ya…pero… ¿Por qué?

−Hermione habló conmigo. Me contó que…bueno, que me defendiste aún cuando nos habíamos peleado. Ella…bueno ella estaba coqueteando con otro sin haber hablado conmigo sobre sus sentimientos. – Ron mantenía la mirada clavada en el suelo y la mandíbula un poco apretada.

−Ron…− Susurró Harry, con temor del rumbo que estaba tomando la conversación.

−Al parecer, ella gusta de Malfoy, Harry. Y se ha aburrido de mí. – Pasó sus manos por los cabellos rojizos de su cabeza. – Le he dicho que la amo, que intentaré que las cosas mejoren…pero ella me ha pedido tiempo.

Harry sentía un sabor amargo en la boca al saber aquello. “Ella gusta de Malfoy” no es como que no lo había deducido ya, pero tenía la esperanza de que sus dos mejores amigos lograran arreglar las cosas antes de llegar a una ruptura definitiva.

−Draco no tiene la culpa de eso. ¿Lo sabes?

−Lo sé. Pero si él no hubiese aparecido…

−No puedes culparlo a él. Tiene derecho de vivir, de haber salido de la cárcel Ron. Tú y Hermione son los que debieron de estar al tanto de su relación. Ginny y yo por eso terminamos en paz, porque ambos fuimos conscientes de que nos fuimos enfriando, ambos. Ninguno hizo nada al notarlo y así fue el desenlace. – Las palabras de Harry eran firmes, tratando de sonar amable, pero con la clara intensión de regañar a Ron.

−Jamás lograré perdonar ni olvidar lo que los mortífagos hicieron, lo que Malfoy hizo. Trataba de sangre sucia a Mione ¿sabes? Si tengo la oportunidad… − Sacudió la cabeza pelirroja, sin terminar la frase. Harry chasqueó la lengua. – pero estoy agradecido de que dieras la cara por mí, de que hicieras que ella fuese a aclarar las cosas conmigo. Gracias.

−Eres mi mejor amigo Ron. – Se encogió de hombros. – Así seas un cabeza dura.

−Gracias. – Sonrió y suspiró, cansado y desanimado. −Lamento no poder haber estado en aquella misión, por no estar en mi puesto tú…

−Olvídalo Ron, ya podrás reintegrarte y este tipo de cosas no pasarán...tan seguido.

−Harry…− El chico mordió su mejilla interna y desvió la mirada. − ¿Crees que a Malfoy le gusta Hermione también?

El niño que vivió para romperse la madre cada que podía, se mantuvo en silencio y sopesó por bastantes segundos lo que podría responder.

Él había creído que sí, que Draco correspondía a Hermione, pero desde la vez que habló con él – Y sólo esa vez, porque el rubio no había vuelto – el chico no había ni preguntado por Hermione y mucho menos, se había preguntado si acaso se habrían estado viendo y era una de las razones por las que quería salir de ese maldito hospital.

−No lo sé, Ron. Pero se llevan bien…muy para sorpresa de los dos.

Ron apretó la mandíbula y se limitó a asentir. Luego de ello, se enfrascaron en los detalles de la misión que habían tenido y Harry obviamente volvió a omitir el hecho de que había escuchado el apellido Malfoy tan lejos de allí donde se encontraban.

Él tendría que ponerse a investigar, porque un mal muy mal presentimiento se le había instalado en el pecho y se negaba a dejarle tranquilo.

Draco no había podido volver a ir a San Mungo; cuando había intentado ir de nuevo, las malditas enfermeras se hacían las estúpidas y se negaban a prestarle una bendita pluma para escribir lo que necesitaba. Como si ellas no supieran que iba a ver a Potter.

Exasperado, había decidido irse hacia la habitación en la que sabía estaba el auror, pero fue interceptado por un guardia de seguridad que básicamente lo echó a la calle.

Tuvo que irse escondido hasta el caldero chorreante, notando algunas miradas aireadas que se ganaba.

Rogaba por no ser hechizado, pero por suerte, logró llegar sano y salvo a Grindmound Place completamente bañado en sudor.

Se quedó entonces en casa, más tranquilo, leyendo y siguiendo los tratamientos para sus múltiples dolencias que ya eran manejables gracias a Potter y sus atenciones.

Ahora, debía de conseguir empleo, un empleo para reintegrarse a la bendita sociedad para así algún día cercano volver a tener su varita. Por Dios, cómo extrañaba hacer magia.

Estaba mirando varios anuncios en el profeta cuando las llamas de la chimenea se extendieron, tan verdes como los colores de su casa. De allí, Potter emergió con su uniforme de auror, ya en perfecto estado y con un semblante un poco serio y cansado.

Draco se levantó y caminó hacia él, sonriendo sutilmente como bienvenida. Tal y como el rubio esperaba, Potter abrió los ojos, un poco sorprendido y luego le devolvió la sonrisa, mucho más amplia.

Una idea cruzó por la cabeza de Draco, una idea brillante.

Nadie le iba a contratar en un trabajo decente al ver su marca en el brazo, tendría que aspirar a trabajos sucios de pagas mediocres que no superarían los 50 galeones semanales. Sin embargo, todo podría cambiar con ayuda de Potter.

Oh San Potter, sin notarlo, siempre lograba ser la esperanza y solución para Malfoy.


¡Feliz año! De nuevo. Muchas gracias por sus deseos y sus comentarios. Me animan mucho a seguir escribiendo.

Espero les esté gustando como va, esta historia es larga y está llena de muchas cosas que tengo en mente.

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☆AriMinds☆

After All This Time / HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora