SP © | CAPÍTULO 1

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Poniéndome de pie, me obligue a sostenerme del borde de la mesa por algunos instantes. El mundo comenzó a dar vueltas y aquello resultó gratificante. Cuerpos sudorosos que bailaban para liberar la tensión, la perfecta locura de la noche dentro de una pista de baile que se desplegaba ante mis ojos. Caminé, acercándome hasta encontrar un espacio libre entre la barra, mientras algunas miradas curiosas se fijaban en mi rostro y sonreían coquetas. Hasta ese momento no me lo había preguntado... pero Samuel había hecho la pregunta correcta hace tan solo unos minutos. ¿A qué había venido esta noche? ¿Qué esperaba conseguir en realidad? Un poco de distracción, esperaba.

El choque de unas caderas contra mi cuerpo me llevaron nuevamente hacia la realidad, cuando una mujer desconocida bailaba con sensualidad junto a mi. Parecía relajada, llena de entusiasmo, cuando me observo por el rabillo del ojo y me sonrió con una disculpa fingida en sus ojos. Vi al chico de la barra prestar atención a mi pedido y una vez ordené, espere pacientemente mientras era atendido y aquellas caderas se seguían sacudiendo de manera provocativa contra mi.

—Hola guapo, ¿te gustaría bailar conmigo?—

Se había impulsado lo suficiente para tomar altura hasta quedar a escasos centímetros de mi oído, la miré a los ojos y poco a poco escanee cada pedazo de piel que había dejado al descubierto por su atuendo de aquella noche. Daba la impresión de estar buscando compañía, y yo de pronto necesitaba desahogar las penas con alguien que simplemente quería ser toqueteada. Le sonreí abiertamente mientras sus ojos se iluminaron en respuesta a mi reacción, y girando nuevamente hacia el chico de la barra ordené cualquier licor caliente para mi nueva acompañante cuando el agitado temblor del móvil en mi bolsillo me hizo fruncir el ceño.

—Espera un minuto.—le dije, posando mi mano sobre su espalda baja para entonces alejarme lo suficiente al buscar entre mi ropa.

Cuando sostuve el aparato, el reloj marcaba la una de la madrugada, parpadee para aclarar la vista, y fue entonces cuando observé un numero sin identificar que seguía sonando con insistencia. Miré hacia la mesa donde mis amigos continuaban con una aparente plática al tiempo en el que Tyler se acercaba a ellos y aquella chica que lo acompañaba tomaba asiento sobre su regazo. La llamada terminó, y antes de que pudiera guardar nuevamente el teléfono, volvió a sonar.

—¿Hola?—respondí sin pensarlo demasiado, cubriendo mi otro oído con la mano libre para poder escuchar la voz en la línea.

—Logan... estoy en problemas.—

Aquella voz tan conocida hizo que prestara más atención mientras cerraba los párpados de manera automática, maldiciendo internamente. Me disculpe con la chica, con una ligera sonrisa, y pagando los tragos con un billete continue con mi camino hasta encontrar la salida del bar, sintiendo la ligera frescura del viento.

—Nicholas, ¿dónde diablos estas? ¡Mamá ha estado preguntando por ti toda la noche! Es la una de la madrugada... ¿y de quién coño es ese número de teléfono?—gruñí, alejando la pantalla lo suficiente para mirar los dígitos.

—Necesito que vengas por mi, estoy en la estación.—agregó, sin dar muchos detalles.

—Espero que te refieras a la estación de autobuses.—repuse entre dientes, notando el silencio tan pesado que surgió entre nosotros luego de algunos instantes. Suspiré.—Voy por ti, no te metas en más problemas, por favor... al menos hasta que llegue.—

—De acuerdo.—

El sonido de la llamada al ser terminada, logró que echara la cabeza hacia atrás, acariciando mi cabello como una respuesta automática a mi evidente frustración. Palmee los bolsillos del mahon, buscando las llaves del auto al tiempo en el que tecleaba un tajante mensaje en el grupo que Samuel había creado hace tan solo algunas horas. "Me largo, hubo problemas."

SUEÑOS PERFECTOS © | SL #2 - ACTUALIZANDOWhere stories live. Discover now