one.

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chapter one.          incluso los asesinos  
                                      en serie tienen vecinos !

     SE PODRÍA DECIR QUE Mars estaba acostumbrada a levantarse temprano —incluso en vacaciones— pues le gustaba sentir que tenía el control de todo, de su tiempo, de las cosas a su alrededor, de sí misma

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SE PODRÍA DECIR QUE Mars estaba acostumbrada a levantarse temprano —incluso en vacaciones— pues le gustaba sentir que tenía el control de todo, de su tiempo, de las cosas a su alrededor, de sí misma. Su rutina nunca variaba, le gustaba tener una agenda en donde anotaba los minutos gastados en cada una de sus actividades diarias. Por ejemplo, al ducharse, sabía cuánto debía durar y el orden de sus productos de aseo; cronometraba lo que tardaba en arreglarse y en organizar su habitación. Hacia listas mentales de las cosas que haría, y anotaba cada una de sus comidas.

Había algo en tener todo en control que le hacía sentir satisfecha. Tomó su cepillo y lo pasó por su sedoso cabello rubio — el cual cuidaba asazmente— desvió su mirada hacia el ventanal que se veía en su blanca habitación. Farradick —como le gustaba llamarle— se encontraba en la casa contigua a la suya. El chico de gafas leía en su habitación mientras tiraba una pequeña pelota de color azul hacia la pared, repitiendo el acto cuando esta volvía a su mano.

Mars anotó la hora en la que había dejado de alistarse en su pequeña agenda color lila, y se dispuso a abrir su ventana y a llamar al chico.

—¡Farradick!— gritó en un susurro debido a que sus casas estaban lo suficientemente cerca como para que la escuchase sin necesidad de hacer un escándalo.

—¿Qué quieres Venus?— el ojiazul utilizó el apodo que el grupo le había asignado a Mars, siendo este —al igual que su nombre— un planeta del sistema solar.

—¿Sabes sí nos reuniremos hoy en la casa del árbol de Eats? Realmente necesito contar con eso, planeo dejar un poco de tiempo para comenzar un nuevo cómic que compré ayer.

—No han dicho nada, ¿acaso no tienes un walkie talkie para saber?— el chico dejó a un lado lo que estaba haciendo y se sentó en el marco de su ventana para hablar cómodamente con la ojiverde, acomodó sus grandes lentes mientras enfocaba a la chica detallando cada una de sus acciones.

—Ayer sin querer pisé su antena y ya no sintoniza muchos canales, por lo que no sé nada.— bufó esta tomando un pequeño papel del suelo para botarlo.

—Apuesto a que no contabas con eso.— se mofó el chico sabiendo lo estricta que era su amiga con sus horarios y sus cosas, en un intento para tranquilizarla.

—Por supuesto que no.— rodó sus ojos.

—No puedes prever todo.

—Lo sé, pero sabes que me gusta.

—¿Por qué no vienes y lees el cómic conmigo?— cuestionó el rubio mientras miraba como la chica ordenaba su falda.

—No puedo Curtis, debo ir a Ipswich Lanes con Morgan, esta plática está tomando mucho más tiempo de lo necesario. Nos vemos luego.— con esto Mars salió de su habitación —no sin antes tomar sus pertenencias— dejando al chico desconcertado por su actitud, la notaba mucho más extraña de lo normal y le preocupaba.

(sé que el personaje es cole baby mackenzie de awae, pero amo ese gif y no hay muchos de farraday)

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(sé que el personaje es cole baby mackenzie de awae, pero amo ese gif y no hay muchos de farraday)

Por otro lado, Davey Armstrong paseaba por las anchas calles de los suburbios, todos llenos de familias aparentemente perfectas, rostros perfectos, vidas perfectas y personalidades perfectas. La mañana de ese domingo concurría de manera normal, entregaba el periódico para tener algo de dinero con el cual poder comprar sus revistas de conspiración favoritas y —por supuesto— para competir con Tommy en Space Invaders o Donkey Kong.  
     Uno de sus pasatiempos favoritos —claramente después de investigar e intentar probar conspiraciones— era estar con sus amigos, quienes lo habían acompañado por ya casi ocho años, dicen muchas veces que sí alguna amistad ha pasado siete años fuerte, será para toda la vida.

El castaño pasó por la casa de los Eaton; Kyle —el hermano mayor de Eats— se encontraba limpiando su automóvil, este, cuando Armstrong le miraba curiosamente, sacó su dedo del medio y le apuntó con la manguera.

Incluso los asesinos en serie viven al lado de alguien, píldora dura de tragar, pero es la verdad

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Incluso los asesinos en serie viven al lado de alguien, píldora dura de tragar, pero es la verdad. Sí he aprendido algo, es que la gente casi nunca te hacen saber quienes son realmente. Pasando la manicure del césped y los saludos amistosos, dentro de cualquier casa —incluso la de al lado—podría estar pasando algo y nunca lo sabrías. Eso es lo que tiene este lugar, todo puede parecer normal y rutinario, pero la verdad es que los suburbios es en donde la mierda más desquiciada ocurre.

NUNCA SE SABE LO QUE PUEDE VENIR A LA VUELTA DE LA ESQUINA.

~•~
como saben, aunque esta sea una historia de summer of 84, voy a agregar y a cambiar muchas escenas y quizás algunos datos para darle coherencia y hacer más interesante la historia hshsh.

words; 806

𝐈𝐃𝐋𝐄 𝐓𝐎𝐖𝐍. summer of 84Donde viven las historias. Descúbrelo ahora