Capítulo 11

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Para el fin de semana, Nathan, Ally, Jedd y yo quedamos en pasar la tarde juntos nuevamente, con la diferencia de que tendremos una invitada especial: Madison

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Para el fin de semana, Nathan, Ally, Jedd y yo quedamos en pasar la tarde juntos nuevamente, con la diferencia de que tendremos una invitada especial: Madison. Los mellizos han organizado la salida, más específicamente para oficializar el noviazgo de los tórtolos.

A mente de Madison, la salida es para que nosotros tres conviviésemos más con ella... aunque, honestamente, no creo que sea tan tonta como para haberse creído esa excusa barata que Nathan le dijo; pienso que ella tiene la sospecha o el presentimiento.

Porque, ¡vamos! Es demasiado obvio.

Hemos decidido ir a un parque de atracciones, y ya prácticamente hemos llegado a él. Los cinco salimos de mi auto y nos dirigimos hacia la entrada en sí del parque.

—¿Ves lo mismo que yo? —murmura Ally, codeándome. Me hace una seña para que mire el suelo frente a nosotros.

Está atardeciendo, y el sol está a nuestras espaldas, por lo que nuestras sombras se alargan desde nuestros pies hacia adelante a medida que caminamos. Pero lo más llamativo es que somos cinco personas, y solo hay cuatro sombras.

Falta la de Ally.

—Sí —respondo, y roto los hombros cuando un escalofrío se instala en mi nuca—. Es extraño.

—Demasiado —concuerda ella en un hilo de voz temerosa, y no es para menos.

—¡Yo escojo primero! —la exclamación de Jedd nos trae de regreso a la realidad una vez hemos comprado las entradas.

A medida que seguimos a Jedd hacia la montaña rusa, miro al piso, codeando a Ally de regreso para que observe. Su sombra ha vuelto.

—¿Cómo...? —deja la frase en el aire, mirándome sin entender nada.

Ninguno de nuestros acompañantes parece haber notado lo que nosotros sí, el ánimo emocionado de Ally cambió desde ese momento, pero intenta disimularlo cuando Jedd luce muy ansioso de subirnos a la primera atracción.

Él se sienta en el primer carro junto con una chica desconocida que al parecer había perdido una apuesta con su grupo de amigas y el reto que le pusieron fue sentarse en la primera fila. Detrás ellos nos sentamos Ally y yo, y en el vagón de detrás, Maddie y Nathan.

—¿Estás cómodo...? —escucho la voz divertida de la pelinegra. Algo tuvo que haber hecho él para que ella dijera eso.

—Eres cómoda —le responde el castaño con tono cariñoso, y finjo querer vomitar. Ally se da cuenta, riéndose.

Comenzamos a movernos lentamente, recorriendo pocos metros en línea recta para tomar algo de velocidad antes de emprender una subida pronunciada. Siendo sincero... le tengo cierto temor a las alturas, pero cuando la adrenalina corre por mis venas, es en lo último que pienso.

Nos detenemos por un segundo, en el que tenemos la oportunidad de apreciar una espectacular vista del atardecer otoñal de Londres. Instantes después, los gritos de varias personas se hacen presentes, incluyendo a Maddie y a Ally, sobre todo cuando damos un giro de trescientos sesenta grados.

Enamorado de un fantasma [✓]Where stories live. Discover now