Capítulo 4

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Miro cómo Ally y Nathan entran a su primera clase del día, una las favoritas de ella, pero me temo que no puedo decir lo mismo de él

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Miro cómo Ally y Nathan entran a su primera clase del día, una las favoritas de ella, pero me temo que no puedo decir lo mismo de él. Ambos compartían la asignatura de Historia, lo cual es ventajoso para Nathan, pues Allison, como buena hermana, no lo dejaba abandonado y estudiaban juntos para los exámenes.

Él tiene la buena intención de estudiar, pero la materia no lo beneficia, más bien lo hace dormir. Por lo que ambos mellizos idearon un plan.

Normalmente, ella lee el contenido y se lo explica a él como si se tratase de un cuento, o una historia súper interesante. Luego, ambos lo debaten como si fuese el tema de conversación más trivial del mundo y, al momento del examen, Nathan es todo un historiador.

Ya ha pasado una semana, y ambos hermanos han vuelto a casa con su familia, eso quiere decir que Ally ha dejado de regañarme por no acomodar mi habitación y puedo dormir tranquilo.

Los pasillos poco a poco van quedando vacíos a medida que los demás estudiantes entran a sus respectivas aulas. El profesor de Literatura Inglesa no ha asistido por problemas familiares de último momento, según nos informaron, así que no tendríamos suplente. En su lugar, nos ordenaron a todos los de la clase ir a las gradas del área deportiva a esperar que se pasaran las horas para la siguiente clase.

De camino hacia el campo, me detengo al ver la sección de los casilleros donde se encuentra el que Kate usaba. Ella falleció el año escolar anterior, y a pesar que nuevos alumnos entraron para este nuevo año, su casillero aún no ha sido asignado a nadie más. Sus padres habían venido a retirar sus pertenencias poco tiempo después de lo sucedido, así que se encuentra vacío.

—¿No sabes dónde queda la cancha? —me giro rápidamente, sobresaltado por la voz masculina proveniente de detrás de mí; veo a Jedd de pie, con una fina y burlona sonrisa.

—Idiota —gruño, sintiendo mi pulso más que acelerado. Ni siquiera he oído sus pasos acercarse.

Él observa algo detrás de mí, y no hace falta que me dé media vuelta para saber de qué se trata.

Jedd Mason es un chico de nuestra misma edad y curso, piel morena —casi parecida al color de la canela—, pelo castaño y revuelto, y ojos marrones. Lo conocí gracias a Nathan hace un par de años, pues ambos son muy amigos, y compartimos Literatura Inglesa en este curso —Jedd y yo—, así que ambos estamos libres.

—¿Cómo lo llevas?

—Bien, supongo —me encojo de hombros—, cada día un poco mejor que el anterior.

—Se ha creado el rumor de que su casillero está "embrujado" —dibuja las comillas en el aire con sus dedos.

—¿Qué? —giro sobre mis talones para quedar de frente a nuestro nuevo tema de conversación.

—Este año no se lo han asignado a nadie, ¿eso no te parece extraño? Además, el conserje ha dicho que, si te acercas mucho, te envuelve un aura extraño —guarda silencio unos segundos, como queriendo añadir drama al tema—. Los dueños de los casilleros vecinos han pedido cambio varias veces, y el director ha mandado a reparar los pocos que están averiados.

Enamorado de un fantasma [✓]Where stories live. Discover now