Capítulo 41

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Luego de clases, y casi al anochecer, nos hemos reunido todos en casa de los mellizos, a excepción de Jedd y Glenn. Nathan no se ha mostrado muy a gusto con la nueva relación de su amigo, se siente desplazado y plato de segunda mesa, pues el moreno solo le presta atención cuando Glenn no está disponible. Aunque en el fondo está muy feliz por ellos.

Noah es el centro de atención, sobre todo de Anne, Madison y Nathan, que son los que están más cerca.

Allison sale de la cocina, acompañada de Daphne, trayendo cada una bandeja con bebidas y golosinas para nosotros, y otras más suaves para Noah.

Reparten cada vaso, dejándome de último.

Ally se sienta despreocupadamente en mi regazo, dándome mi vaso mientras bebe del suyo. Se acomoda, quedando con las piernas a un lado, me pasa un brazo por los hombros y juega con mi pelo.

Noah salta en las piernas de su tío como si éste fuera un trampolín, haciendo que él haga varias muecas de dolor. Suelta un gruñido por lo bajo y se lo dé a Maddie, le ha dado en las rodillas.

—Él sería un excelente exprimidor de uvas con esos pies —se queja, sobándose la zona afectada.

—¡Tío! —exclama el niño, estirando los brazos en su dirección y queriendo ir hacia él, pero Madison se lo impide.

—Quédate con ella —le dice de mala gana, aún resentido.

—No le hables así —le reclaman Ally, Daphne, Anne y Maddie al unísono. Él las mira, haciéndose la víctima.

La pelinegra lo acurruca entre sus brazos cuando Noah se encoge en el regazo de ella, como escondiéndose, y poniendo una expresión de querer llorar.

—No le hagas caso a ese amargado —acaricia el rostro de Noah, quitando con suavidad las lágrimas que comenzaban a salir de sus ojitos azules.

—No tenías que hablarle de esa forma —continúa Ally—. Aún no es muy consciente de lo que hace.

—Fue sin querer —se excusa—. Fue un golpe fuerte.

Reposa la cabeza en el hombro de su novia para mirar a Noah y pellizcarle las mejillas.

—¡No! —el niño le da un manotazo y lo mira mal para que se aleje.

—Discúlpame, enano —le revuelve el cabello.

Maie me quiere —se pone de pie en las piernas de ella y se abalanza para abrazarla—. Tú no.

—Se llama Maddie, no Maie —le corrige, teniendo como respuesta la lengua de Noah.

—Ellos discuten cada vez más —me dice Ally—. Nathan parece el niño y Noah el maduro.

Sus dedos acarician mi nuca y tiran de mi cabello para que eche la cabeza hacia atrás, tomándome por sorpresa cuando su boca busca la mía y nos fundimos en un suave beso. Su otra mano se dirige a mi cuello para profundizar y las mías a su cintura, no precisamente para acariciar.

Enamorado de un fantasma [✓]Where stories live. Discover now