42.- Mi muerte, mis decisiones.

Start from the beginning
                                    

¡Era genial! La sensación de dulzura, la maldad y poder..

Quizás.. lo malo sea tan dulce que si me atraiga... ¡Lo necesitaba!

Abrí los ojos y vi al demonio frente a mi paralizado, levanté mi brazo y cerré mi puño para verlo hacerlo pedazos que volaron a todas las direcciones, si sangre cayendo en mi cuerpo. Pasé mi lengua por mis labios antes de reír desquiciada.

Estaba loca.. ¡Que mierda me importa!

El mal esta para tentarte, y yo necesitaba de esa tentación.

Volteo de repente y veo a Kaled viéndome sorprendido, me agarró del brazo y me arrastró hacía las puertas donde antes estaba. Miraba todo divertida y admito que no me importaría hacerlo con Kaled aquí mismo.

Me daba igual todo.

¡¿Dónde estuviste todo este tiempo?!

Al cerrarse las puertas lo agarro de la camisa y lo arraigo a mis labios con un hambre que sólo el podía saciar. Ponía sus manos en mis hombros intentando alejarme pero mi fuerza era mayor, al final era un mentiroso que quería parecer real.

No hacía daño aprovecharme un poco de él para luego quien sabe... matarlo.

Pasé mi lengua por su labio saboreando su boca, necesitaba más... quería más.

Bajé mis besos a su mandíbula y fue cuando vio oportunidad para alejarme.

- ¡Eleanor! - me detuvo pero yo no quería.

Me acerqué a pesar de sus protestas, pero no me detuvo al ver que no iba a sus labios.

- ¡Lo quieres tanto como yo! Sólo dejate llevar. - susurre en su oído mordiendo el lóbulo de su oreja.

Me empujó y se fue molesto dejándome sola en ese lugar, bufe molesta para agarrar uno de los vasos con trago del lugar para beberlo.

Caminé hacía las gradas de mi padre, éste al verme sonrió tanto que creí que vomitaria de verlo así. Me abrazó para hacerme una serie de preguntas, pero mi rostro era inexpresivo y algo borde.

Me senté junto a él para ver como seguían las peleas, la mía fue bastante aburrida. Quería acción, necesitaba luchar con alguien fuerte.

Y vi la oportunidad cuando Kaled se posicionaba en la arena.

- ¿Quién se enfrentara con Abaddon? Pérdidas cero, ganadas todas. - anunciaron y mordi mi labio sorprendida.

Abaddon miraba fijo donde mi padre por lo que supuse que ocurría, pero no pasaría.

- ¿Me permites? - le dije a mi padre levantando mi trasero. Me miró de reojo para hacer un ademán de que no importaba.

Salté de la grada hacía la arena, lo miré con una sonrisa. Si no satisfacía mis ganas de una manera, sería de otra bastante diferente.

Al verme intentó alejarse pero una jaula de fuego nos atrapó, con una mirada de soslayo detecte a mi padre como el causante de esto.

- ¡Los prometidos, general Abaddon y la hija de Asmodeo, Eleanor! - escuché que gritaron y negué riendo.

¿Prometidos? ¿Desde cuándo?

Se quitó la chaqueta y la tiró al suelo, solté un silbido y me miró entre los huecos de su cabello que cubría su rostro al mirar abajo.

Matar a tu oponente..

La clara regla, esto sería mejor que antes.

Eleanor ¿Qué haces? ¡Detente!

DemonioWhere stories live. Discover now