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Una noche más en la que ya no había sentido en voltear a ver al cielo si las estrellas estaban ocultas detrás de las nubes, la leve brisa era acompañada por una insistente lluvia la cual parecía que estaba anticipando lo que vendría. Pasos lentos y silenciosos eran aquellos que iban acechando en sigilo para la masacre de esa noche lluviosa.

-Tenemos el objetivo en la mira, permiso para avanzar.

-Permiso concedido, avancen, no quiero rehenes, eliminen a todo quien este delante.

La orden fue dada por el líder de aquel escuadrón, esa noche una base más seria exterminada y vuelta cenizas por aquellos cuatro hombres. En silencio se movieron a través de las defensas eliminando sin piedad a los hombres que tan solo fungían como centinelas esa precisa noche. El líder de ellos era lo más alejado a una persona, no sentía compasión ni siquiera dudaba ante los guardias más jóvenes, para él solo eran personas sin valor alguno.

La alarma fue sonada y fue entonces que aquellos cuatro hombres se separaron en dúos, cada equipo tenía su función, eliminar y encontrar información, solo eso. Los cascos que utilizaban lograban esconder su identidad pero por sobre todo cada traje estaba diseñado específicamente para cada uno de ellos empezando por el compañero del líder, su mano derecha el cual tan solo sujeto el lanzallamas entre sus manos antes de encenderlo y quemar con llamas azules aquellos hombres que estaban a su delantera.

-Deberías avanzar ahora que ya abrí el camino.

Con cierta prepotencia se dirigió a su líder pero este siendo sabio y experimentado tan solo avanzo pues no tenía motivo alguno para pelear con aquel hombre después de todo tal vez ... solo por esta vez al fin encontraría lo que priorizaba su invasión. Ambos grupos se abrieron paso a través de los hombres los cuales comenzaron a rendirse, ya no luchaban pero aun así la eliminación estaba como prioridad, la fe se iba perdiendo conforme aquellos cuatro hombres avanzaban, pero como era de esperarse no hubo piedad alguna.

-Encontré un grupo de civiles, espero órdenes.

El mensaje fue claro para el líder del grupo el cual sin dejar de avanzar dio aquella orden inhumana, aquella que cualquiera pensaría antes de dar.

-Elimina a todos, ya sabes que hacer.

Fue una noche larga... una noche de tragedia, pero la base que una vez estuvo invadida ahora estaba en silencio, ni un sonido, un frío sepulcral y un río de sangre que adornaba los pasillos de aquel lugar.

Los cuatro hombres llegaron hasta lo más profundo de la base siendo el líder el cual con desespero comenzó a buscar lo único que tenía por objetivo. Al principio trataba de controlar su ira pero conforme ninguno de los papeles que había en el lugar le servían comenzaba a tirarlos hacia los lados mientras maldecía delante de sus hombres.

-¡Maldita mierda! ¡No hay nada aquí!

Comenzó a respirar con dificultad mientras más enojo se acumulaba en su interior hasta que finalmente levanto la mesa delante de él y la aventó contra una de las paredes de aquella habitación a lo que dos de sus hombres tuvieron que moverse para evitar el golpe.

-De nuevo... ¿Cuánto más?...

Aquel hombre finalmente se quitó el casco y lo lanzo aún lado antes de recargar sus manos contra la pared en profunda frustración.

-Oye... tranquilo, solo es cosa de seguir buscando.

-Chargebolt, no deberías fastidiar al "Jefe", sabes que se frustra muy rápido, después de todo, esta es la tercera base de este mes.

Héroes de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora