Cattleya -[Yoontaegi]

#0.0 El comienzo de cattleya.

❝¿Qué se suponía que debía hacer en ese entonces?❞—Singularity, Taehyung Bts.

El sonido de una ruedas rechinar contra el frío asfalto sobresaltó a la familia Min, quienes se encontraban degustando una deliciosa cena de cumpleaños de su único hijo; Min Yoongi que  acababa de cumplir 7 años de edad.

El señor Min se levantó de la mesa ignorando el pánico sembrado en los ojos de su bella esposa. Mara intento detenerlo, pero él en un vago intento de tranquilizarla le regalo una media sonrisa, posteriormente se asomó con cuidado en la ventana, pero eso fue suficiente para que un sinnúmero de municiones atravesaran aquella ventana de cristal rompiéndola en mil pedazos. 

—¡Mierda! —gritó antes de lanzarse al suelo seguido de su esposa y el pequeño Yoongi, quien no comprendía la situación en la que se encontraba actualmente—. Debes llevarte a Yoongi —indicó sacando un revólver de su cinturón— ¡Rápido Mara! —.

—Pero tú no pu... —la interrumpió el señor Min con un grito que logro asustar al pequeño Yoongi, el cual se encontraba entre los brazos de su madre.

—¡Que te largues! 

La pelirroja asintió con los ojos cristalizados y con cuidado cubrió a su pequeño para así correr al sótano, intentando alejarse de aquel peligro inminente. Sin embargo la mano de su esposo rodeando su cintura la detuvo.

—Te amo, cuida de nuestro hijo —besó sus labios, como si fuera la última vez que la vería—. Saldremos de esta, solo espera por mi Mara —esta vez besó al pequeño que se escondía en el cuello de su madre— Estaremos juntos muy pronto—.

Sin esperar más la señora Min corrió al sótano con su esposo cubriendo su espalda. 

La puerta fue derribada y unos hombres armados hicieron ingreso en la morada de los Min, un alto castaño sonrió con arrogancia al ver el deplorable estado del lugar, del cual él junto a sus hombres eran los únicos responsables.

—¿Qué haces aquí? —cuestionó el señor Min con seriedad, el castaño alzó una ceja con diversión en sus ojos.

—Sabes muy bien porque estoy aquí Min, teníamos un acuerdo y no lo cumpliste —avanzó hasta el pelinegro haciendo notoria la diferencia de altura.

—No quiero a mi hijo metido en esta mierda, te lo dije desde el principio Kim.

—Pues debiste cumplir con nuestro acuerdo —golpeó con su dedo índice la cabeza del señor Min logrando cabrearlo—. Me llevaré al niño y no harás nada al respecto, sino quieres que termine muerto al igual que tú hermano—volvió a golpearlo con su dedo—.

—No te tengo miedo Kim —se burló el pálido —. Solo eres un idiota insignificante —se lanzó sobre el castaño, para luego propinarle un golpe en la mandíbula que le hizo sangrar el labio.