¿Dixon?

Capítulo 11: La perdimos.

La perdimos.

- Entonces yo, voy a ir a verlo.

( ... )

— Ian. —digo despacio entrando en la habitación.

— Hola. —saluda sin mirarme, arrodillado al costado de la cama con ambos codos apoyados en la cama sonsteniendo la mano de su abuela que yace ahí durmiendo.

— ¿Cómo se encuentra?

— Ahora está un poco mejor, acaba de quedarse dormida.

— Qué bueno —manifiesto con una sonrisa alentadora—. Creo que ya es hora que tú también vayas a descansar, ya es tarde.

— Quiero quedarme a cuidarla.

— No la vas a poder cuidar bien si estás cansado.

— ¿Y si se siente mal más tarde?

— Entonces yo estaré aquí para cuidarla y pasarte la voz —hago una seña con la cabeza—. Mírala, estará bien.

— ¿Segura? —asentí—. Tú me avisas. —afirma y pregunta al mismo tiempo.

— Promesa —alzo el meñique y él lo rodea con el suyo—. Dame unos 5 minutos, vuelvo enseguida.

Y vuelvo a la sala donde anteriormente estaban casi todos.

Rick alza su brazo y me hace una seña para me acerque a donde estaba el resto del grupo sentados alrededor de una mesa. Me paro detrás de Sam.

— Parece que todos estamos ya en la misma página —la mayoría asiente y yo me quedo parada esperando que de la idea general—. Este es un lugar estable, tenemos agua, luz, comida y armas, así que pienso que lo mejor es ir a Terminus en busca de los demás porque quizá no solo estén ahí Maggie, Sasha, Bob y posiblemente Gleen, también podría estar el resto. Así que vamos y los traemos para este lugar, no sin antes esperar unos días en caso lleguen más —nos mira—. ¿Todos de acuerdo? —vuelven a asentir—. Entonces ya está decidido lo que haremos mañana, alisten sus cosas, salimos mañana en la mañana. —cada uno da sus respectivas despedidas y cruza palabras con un que otro miembro del grupo para finalmente irse a dormir.

— Daryl. —llamo, el ojiazul se dirige hacia mí.

— ¿Qué sucede?

— Quería avisarte que hoy voy a cuidar a la abuela de Ian, solo por si no me ven en mi cuarto por la mañana.

- Listo, hasta mañana, Dixon. -me hizo una mueca, como una sonrisa.

Muy pronto.

Bien, no sobrepienses, todo bien.

— Hasta mañana. —sonrío.

( ... )

Ya estaba en la habitación de la Sra. Bee y llevaba como dos horas cuidándola, solo faltaban 7 minutos para la una de la madrugada.

Tengo sueño.

— Row, ¿estás aquí? —pregunta una voz a mis espaldas. Claramente no me podía ver porque el sillón en el que estoy sentada cubre todo mi cuerpo.

— Sí, aquí estoy. —alzo la mano para que algo sobresalga del asiento y se note mi paradero.

— Qué bueno. —dice el chico.

— ¿Carl?

— Sí. —afirma obvio y se sienta a mi lado en uno de los brazos de sillón.

— ¿Para qué viniste?