Capítulo 37: Mr. Zopenco gruñón no gracioso y Miss torpeza ágil.

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           Mr. Zopenco gruñón no gracioso y Miss torpeza ágil.

Caigo de la cama y después de soltar un grotesco auch, me quedo echada en el suelo como cinco o diez minutos.

—Vale, mejor ya me levanto. —murmuro y me paro como un caminante que pudiera tener resaca.

Alzo mi brazo derecho para fijarme en la hora y veo nublosamente que ya van a ser las doce y unos cuantos minutos.

Camino con los ojos entrecerrados para llegar al baño y me saco la ropa con pereza para luego bañarme.

Después de quince minutos pensando en nada más que en echarme shampoo, acondicionador y pasarme el jabón, salgo de la ducha y me seco.

Busco con la mirada mi ropa y recuerdo que solo traje a mi persona. Me disparo mentalmente.

Salgo del baño a regañadientes y veo a Carl tirado en la cama estirado boca arriba y con un brazo tirado por un extremo de la cama.

Me rio y saco ropa para volver al baño y salir de nuevo ya vestida y con los dientes cepillados.

Me tiro encima de Carl.

Quien salta y me tira al suelo.

—¡Amor! —su cabeza sale por el lado izquierdo de la cama y me sonríe como un pequeño pidiendo disculpa— ¿Estás bien? —frota ambos ojos con sus manos, me siento en el suelo.

—Sí, solo... me gusta salir volando, ya sabes, sentir el aire y fingir ser superman. —muevo mi mano mientras hablo. Ríe y después de un instante va parando mientras me mira de arriba a abajo detenidamente.

—¿Me explicas qué haces?

—Te observo —murmura y luego sacude la cabeza—. Es que nunca te había visto usar short.

—Ah, eso —miro mi short—. Los pantalones se están lavando, ya sabes, apocalípsis, escasez de ropa, tenemos que cuidar el agua...

—Sí —asiente y me vuelve a mirar—. Entiendo. —y sigue paseando su mirada.

—Ya para, sucio. —le golpeo la cabeza suavemente con mi palma. Él ríe nuevamente y se para de la cama.

—Voy a bañarme, espérame ¿sí? —asiento.

Me paro para tumbarme en la cama y miro el techo mientras espero.

«Este es el comienzo.» —recuerdo, pero me esfuerzo por no pensar en nada relacionado con el difunto Noah.

—Ba, ba, ba, ba na na na, ba, ba, ba, ba na na na, ba, ba, ba, ba na na na, potatooo —canto y resoplo como el minion con su soplete—. Potatoo.

Y así varío las canciones de películas animadas hasta que sale Carl del baño sacudiendo su cabello con su mano y una sonrisa.

—Tu voz es tan hermosa y melodiosa que me ha quebrado el tímpano.

—Que gracioso Grimes. —me paro de la cama y tropiezo para adelante.

Carl se ríe y vuelve a entrar al baño, escucho el agua del lavado y luego el común sonido de una persona lavando sus dientes.

—Gracias cariño, tu apoyo es reconfortante. —me quejo aún tirada en el suelo. Escucho a Carl reír nuevamente y luego como se atora, ahora yo sonrío.

El precioso Karma.

El castaño sale colorado del baño y yo aprieto mis labios e inflo los cachetes segundos después para no reír.

Miro la cara de Carl nuevamente y estallo en carcajadas.

—¿Podrías dejar de burlarte? —me vuelvo a acostar en el suelo mientras veo su cara nuevamente y continuo riendo— Tu risa es tan delicada... —murmura sarcásticamente y vira los ojos. Paro de reír.

¿Dixon?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora