http://10_LA SECTA KORUKI-YA

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Levi había ocultado hechos cruciales a Hange con la intención de no asustarla, pero no conseguía librarse de la sensación de que la estaba traicionando. No conocía de nada a esa chica y, sin embargo, se sentía cerca de ella. Todo era bastante confuso y extraño.

Puesto que habían acordado volver a conectarse, había estado preguntándose qué era mejor contarle y qué era más prudente seguir reservándose.

No lograba concentrarse. Cuando intentaba reflexionar sobre ello, su mente se distraía imaginando cómo sería físicamente Hange: ¿tendría el cabello rubio o oscuro?, ¿le superaría en altura?, ¿cuál sería el color de sus ojos?...

Había perdido dos veces la cuenta de las flexiones que había hecho esa mañana y había releído varias veces el mismo capítulo de una novela. Parecía que su cerebro sólo podía procesar lo que tuviera relación con aquella chica.

Con frecuencia se quedaba con la mirada perdida en la pantalla del ordenador, como si ese fondo fuera una pecera que lo hipnotizara, y a menudo perdía el hilo del chat donde había entrado.

Aunque tratara de distraerse con todas estas actividades, su pensamiento volvía una vez tras otra a Hange y al tema del secuestro de su hermano.

Consciente de que no podría quitarse ese asunto de la cabeza, abandonó el escritorio, se arrodilló ante su cama y, abriendo uno de los cajones que había bajo el colchón, extrajo una carpeta verde en cuya portada había escrito una sola palabra:
Koruki-ya.

A continuación tomo una de las gomas que mantenían cerrado aquel cartapacio y, antes de estirarla, respiró hondo.

Se había pasado todo el día anterior y toda la noche investigando sobre esa secta. Había volcado toda su experiencia como pirata informático en una investigación en profundidad que le permitió acceder a datos privados de los desaparecidos.

Se infiltró en sus correos electrónicos y buscó toda suerte de información sobre sus hábitos frente al ordenador.

Lo que descubrió fue que los usuarios que agregaron a La Sombra no sólo habían dejado de conectarse a Facebook, sino que habían abandonado por completo el uso de Internet, algo que, fijándose en la asiduidad con que lo empleaban con anterioridad, sólo indicaba una cosa: tenían que haber sido secuestrados.

Sin rastro de virus en sus circuitos cibernéticos, no había otra explicación para que, de la noche a la mañana, hubieran dejado de navegar.

Levi tenía un método para confirmar esta sospecha.
Sólo necesitaba usar uno de los múltiples seudónimos de hacker para meterse en los ordenadores de la policía y averiguar si alguien había denunciado la desaparición de esos jóvenes.

En apenas diez minutos, había confirmado sus sospechas.

Consciente de que él mismo había estado a punto de formar parte de ese grupo de secuestrados, una convulsión le recorrió el cuerpo. Fue igual que si le hubiera rozado una anguila eléctrica.

Movido por la curiosidad, inició una búsqueda por su propia cuenta. No sabía por dónde empezar, así que, no con poco temor, entró de nuevo en el perfil de La Sombra. Sus ojos se dirigieron hacia el pictograma que había escogido para identificarse.

 Sus ojos se dirigieron hacia el pictograma que había escogido para identificarse

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Ahí tenía la primera pista. Lleno de excitación, Levi comenzó a navegar convencido de que su maestría por el ciberespacio le mostraría el camino.

No tardó en descubrir que estaba equivocado.

Horas de rastreo se revelaron infructuosas. Empleó varios programas de reconocimiento de imágenes y accedió a la base de datos de varios museos internacionales dedicados a la simbología, pero no consiguió ningún dato relevante.

Estaba tan abducido con su búsqueda que a veces su estómago acababa rugiendo y, al ir a cenar algo, se dio cuenta de que la bandeja del almuerzo seguía intacta.

La desesperación empezó a apoderarse de él, pero, cuanto más compleja se revelaba la investigación, más interesante le parecía.

Levi amaba los retos y ahí tenía uno grandioso.

Continuó investigando durante varias horas y, cuando ya estaba a punto de concluir que ese pictograma había sido una creación de La Sombra y que en consecuencia no tenía antecedentes en la historia de la humanidad, su suerte dio un vuelco de ciento ochenta grados.

Encontró el escurridizo dibujo reproducido en una breve noticia de un diario digital japonés.

Pegó un grito de euforia, pero ésta se enfrió al percatarse de que el texto estaba, obviamente, en japonés, un idioma que no dominaba.

Enseguida encontró la solución: le pediría a uno de sus amigos de Facebook, una tal Mikasa de la que sólo recordaba su afición por los vídeos musicales protagonizados por perros, que le echara una mano.

Mikasa no tardó nada en enviarle una traducción de la noticia (junto con un vídeo en el que un mastín surfeaba al son de una canción de los Beach Boys).

Decía así:

CAPTURADO LÍDER DE SECTA ANTITECNOLÓGICA

A primera hora de esta tarde, una dotación policial ha detenido en un piso en el barrio de Shibuya (Tokio) a Akunari Watanabe, de 46 años, considerado uno de los lideres de la secta Koruki-ya.

Desde hace varios años, la secta viene pregonando que la tecnología es un instrumento del demonio y que su misión es acabar con todos los que se dedican a difundirla y a enriquecerse a su costa.

Dos de sus miembros ya fueron arrestados como sospechosos de la colocación de las dos bombas caseras que arrasaron la planta baja de una tienda de Apple en la misma capital del país.

Además, las autoridades creen que Koruki-ya está detrás de la difusión del troyano que causó estragos entre los internautas nipones el pasado mes de marzo.

Tampoco descartan que sean responsables del secuestro del programador de Sony, Takeshi Wei, aunque a este respecto las investigaciones siguen en un punto muerto.

Entre lo poco que se conoce sobre la secta está la firma que dejan en sus acciones: un logo que representa un microchip en llamas con el que presuntamente demuestran su odio hacia todo lo relacionado con la tecnología.

Se espera que mañana mismo Akunari Watanabe pase a disposición judicial.

Levi estaba releyendo la información, para intentar descifrar qué relación podía tener La Sombra con una secta dispuesta a borrar la tecnología de la faz de la Tierra, cuando le entró un mensaje de Facebook:

Hange, 16 de febrero de 2011 a las 09:50
Hola, Levi, ¿estás ahí?

El chico de la habitación, 16 de febrero de 2011 a las 09:53
Sí, estoy aquí y tengo cosas que contarte, cosas que no te había dicho.

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Vaya otra actualización... no me gusta hacerlos esperar, el próximo capitulo seguro lo subo dentro de algunas horas.

¿Que les pareció la información que acaba de conocer Levi?

Todos aman los votos y los comentarios

Nos leemos pronto 👋🏻

-Levihan- El chico que vivía encerrado en una habitación Where stories live. Discover now