Capitulo 8

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Snape sonreía satisfecho con su acción. Tenía que aceptar que le había encantado estar así con Granger, sentirla tan tibia, húmeda, tan de él. Pero eso no era cierto tenía que sacarse eso de la cabeza, ella no era suya pero definitivamente no iba a ser de Krum.

Caminaba hacia la biblioteca tenía que buscar unos libros para preparar la clase de mañana por más que intentaba sacarse al maldito jugador de  Quidich de la cabeza y las ganas de asesinarlo no podía porque en cada rincón del castillo tenía que escuchar los suspiros y comentarios tontos y cursis  que las alumnas decían sobre él.

Llegó a la biblioteca y esto era demaciado había una pila de ejemplares de la revista Quidich Hoy.
El búlgaro sonreía sentado en una de las sillas de la mesa principal, firmaba la revistas y las entregaba a las alumnas.

-Esto era lo que faltaba. ¿Desde cuándo la biblioteca de Hogwarts se prestaba para este tipo de espectáculos mediocres? Verdaderamente Albus había perdido el juicio.

Decidió volver en otro momento, aquello sobrepasaba su paciencia.
Gracias a Merlín que hoy era el último día y que los alumnos se irían a casa por la vacaciones.
De pronto detuvo su camino. ¿Por qué Krum está entonces en Hogwarts? ¿No dijo el viejo que estaría todo un maldito mes? ¡ Oh no no puede ser! Se quedarían en las vacaciones en el castillo, y sin clases pasarán más tiempo juntos. Definitivamente eso no lo puedo permitir. Caminó descidido a la oficina del director, abrió la puerta súbitamente.

- Dime que no se quedarán aquí.
- Veo que has perdido modales, ¿Desde cuándo no tocas la puerta?
- No tengo tiempo para eso. Contesta.
- Si te refieres al Señor Krum, no, no pasará las vacaciones en el castillo.

Snape sonrió.

- Pasará las vacaciones con la señorita Granger en el mundo muggle. Sus padres saldrán de viaje y como confían plenamente en su hija le permitieron al señor Krum que se quedase cuidandola.

- ¿Qué cosa? Maldita sea Albus. No puedes permitirlo.
- No tengo control ni jurisdicción sobre eso.

Snape cerró la puerta de un portazo.

- ¡Maldita sea, con un demonio!

Algo tenía que ocurrirsele
Ya había asesinado antes una vez más no sería...
-No, no puedo por más que lo desee.

Se fue directo a las mazmorras.
Se sirvió un Whisky de fuego, cerró sus ojos mientras sentía que le quedaba la garganta y su mente se la presentó, se la mostró sentada en aquel escritorio, su mente quería ve más allá de lo que vió ésta tarde. Llevó sus dedos a su boca como si saboreara su escencia. La maldita profecía debía ser cierta o él se estaba volviendo loco pero Granger se le hacía más sensual cada día. Más codiciable y estaría a Merced  de Krum todas las putas vacaciones.
Tenía que pensar en algo rápido. Siguió tomando su Whisky y de la gaveta de una pequeña mesa de su lado izquierdo sacó nuevamente aquella esfera. Escuchó una y otra vez aquella voz que dictaba su futuro.

- ¡Maldita loca! ¿Porqué Granger?

Noc, noc, noc, alguien tocaba su puerta.
Se levantó con fastidio y la abrió.

Minerva se encontraba afuera, muy indiscretamente comenzó a barrer con la mirada el apocento de Snape.
- La señorita Granger no está aquí Minerva ¿Qué necesitas?
- Albus quiere ver a todo el profesorado.
- ¿Cuándo, para que?
- Ahora y no lo sé.
Maldijo internamente  dejó su vaso en el primer lugar que encontró y siguió a Minerva.

Al llegar a la oficina del director Minerva tocó.
- Adelante.
Entraron dando las buenas noches.
Se percataron de la presencia del profesor Flitwick y del resto de los profesores. Pero ambos repararon en la presencia de una mujer.

 La profecíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora