Antes de tí.

39. Alba?

(Narra Alba)
*después de estar unos diez minutos creando un plan para ver si estaba allí, al fin lo montaron. Cogimos todas las armas, chalecos anti-balas, y yo me fui con Damion y con otro policía llamado Marcos. Entramos en la fábrica abandonada, y nos dividimos en varios grupos. Inspeccionamos toda la zona, y no encontramos nada. La rastreamos de arriba a abajo, nada. Yo me estaba desesperado ya, el móvil daba señal de estar allí, pero no lo encontrábamos. De repente vi algo que brillaba, y me acerqué a ver qué era*
-Damion!!
Damion: no grites...
-el anillo de Nat! *dije susurrando alto*
Damion: segura??
-si! Es su anillo! Tiene que estar aquí!
*Marco empezó a hablar por el walkie-talkie para informar al resto de nuestro hallazgo. En menos de dos minutos estaban todos los policías reunidos aquí. Empezaron a hablar entre ellos, y nos fuimos todos juntos siguiendo unos pasos marcados sobre el polvo del suelo. Llegamos a una puerta que no habíais visto antes que daba a unas escaleras que bajaban a un pasillo enorme. Oímos unos voces por a lo lejos del pasillos, y fuimos todos en fila, andando sigilosamente, apuntando con el arma hacia a delante. Las voces se oían cada vez más alto.*
Damion: Alba, ponte detrás de mi, y si te digo algo hazme caso
*asiento*
*nos acercamos cada vez más, llegando a una puerta abierta. Nadie entra de momento, preparan todos sus armas, y entran tres policías, mientras los demás se quedan fuera escondidos*
Policía: manos arriba!!
*silencio*
Policía: hemos dicho que manos arriba!
*se oye un especie de forcejeo, y un tiro. Entran más policías, mientras nos quedamos fuera Damion, Marco y yo, se quedan conmigo para protegerme.  De repente nos hacen entrar, y le veo. Veo a Ignacio, ese hombre que tanto daño me había hecho. Si le llega a hacer algo a Nat... Me muero. Entramos, y vemos tres hombres sentados en el suelo con las manos en la cabeza y policías detrás suyo esposándoles.*
Ignacio: hombre Albita! Sabría que vendrías!
Damion: dónde está Natalia?
Ignacio: tengo que hablar con Alba
Marco: no estás para exigencias! Dónde está?
Ignacio: hasta que no me dejéis hablar con ella, no os diré nada
-de acuerdo
Damion: segura?
-si
*en verdad estaba muerta de miedo, pero por Nat lo que sea. Además, estaba atado, no me podría hacer nada. Los demás salieron de la habitación, pero se quedaron en la puerta por si acaso. Dos policías se llevaron a los otros dos chicos que estaban dentro.*
-qué quieres?
Ignacio: calma rubita, que el que tiene que hablar soy yo... *se rio como un puto loco, yo sólo quiero pegarle un tiro*
-qué le has hecho hijo de puta!?
Ignacio: no sabes lo bien que me lo he pasado... Es mucho mejor que tú, sabes? Lloraba en silencio... Que penoso...
*me hervía la sangre y no me podía contener. Ha violado a Natalia, y seguramente la haya pegado. Estaba conteniéndome para no pegarle, pero cada vez era más complicado*
Ignacio: no quería decirme dónde estabas... que buena amiga... y como no decía nada, tuve que hacerla hablar, sin que aún así se negó... seguramente ahora está inconsciente...
*me acerqué a él y le di un puñetazo en la cara, me hizo que le sangrara el labio. A los pocos segundos entraron el resto de policías*
Ignacio: así le he dado yo, pero más fuerte
*iba a volver a pegarle pero alguien me sostuvo por detrás*
Damion: ya está Alba, se lo merece, pero así no solucionamos nada
-DIME DÓNDE ESTÁ PEDAZO DE HIJO DE PUTA!
*Ignacio se rio*
Damion: que le digas dónde está! *le apuntó con el arma*
Levanta, y llévanos hasta ella
*y así fue. Se levantó con esa sonrisa en la cara, y caminamos por todo un largo pasillo, que nos llevó a una puerta cerrada con llave.*
Damion: ábrela!
*la abrió. Pero antes de abrir yo el pomo, Marco me agarró del brazo suavemente*
Marco: a lo mejor esto es muy duro para ti, Alba. No sabemos cómo va a estar.
-me da igual, solo quiero verla
*abrí la puerta y allí estaba. Desnuda, con las manos y los pies atados, con moretones por todo el cuerpo, heridas por la tripa y sangre, mucha sangre por su cabeza. Al verla así grité de dolor, me acerqué a ella, y la abracé, llorando, intentando que se despertara.*