Capítulo 17.

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Capitulo 17.

Lavel ya me estaba esperando impaciente: -Pensé que ya te habías arrepentido- me dijo tratando de sonar molesta- en fin, tengo tu información.

Me entrego un papelito que con letras grandes decía: LIMPIO. Tyler no tenía ninguna maldición, pero esa información ya no me servía de nada.

-¿Y bien?- me dijo- no has cambiado de opinión ¿verdad?

La mire de arriba abajo, tenía un vestido rosa, y estaba muy arreglada.

Me crucé de brazos y fruncí el sueño: -No quieres tu salida hoy ¿verdad?- le dije señalando su atuendo.

-Claro que si, y no te preocupes ya tengo todos los papeles firmados- me enseño una carta donde un arcángel avalaba que Lavel podría salir con mi acompañamiento- muy bien, ¿Qué esperamos?

Con lo que me había pasado hace un par de horas, lo que menos quería era salir, busque una escusa y la encontré en el viejo vestido negro que traía.

-No estoy vestida para la ocasión- señale mi ropa.

Lavel me miro de arriba abajo

–Tienes razón- suspiro- no voy a dejar que me vean contigo mientras te vistas así- uf, me salve- pero aun me debes mis salidas.

<<Carajo>>.

Lavel miro su muñeca fingiendo leer un reloj: -Mañana no podre hacer mucho, es más, esta semana no podre- lo pensó un momento- ¡ya se!- me dijo- el Viernes te quiero aquí a las diez, por ser fin de semana todos los clubes estarán abiertos.

-De la mañana- le conteste, fingiendo bostezar- no te parece muy temprano.

Lavel me dio leve empujón: -De la noche tonta

-¿Para qué tan tarde?

-Porque no las pasaremos de fiesta toda la madrugada- me señalo con el dedo- y no pienses decirme que ya tienes planes.

Pensé en decirle una mentira, pero habíamos hecho un trato:

-Te veo el viernes.

-Una cosa más- me dijo señalando mi ropa- quiero que te veas lo más guapa posible, que todos vayan a decir wau, cuando nos vean, ¿entendido?- asentí- vienes como hoy y te mato.

<<>> 

Me senté al borde del acantilado con el sobre en las manos, se supone que esperaría a Luna para que las leyéramos juntas, pero con todo eso de que me entere de que es mi madre, las se han puesto un poco raras las cosas entre ella y yo.

Aun no estaba segura de si leer lo las hojas que guardaba el sobre amarillo. Sea lo que estuviera ahí escrito estaba seguro de que me rompería mas mi corazón.

Suspire y mire abajo, vi las pequeñas flores blancas. Dejé a un lado el sobre y me estire para atrapar una flor, quería una aunque fuera una pequeña. La más cercana estaba como mínimo a dos metros por abajo del borde; me estire lo más que pude, pero aun así no podía. Me levante y mire el viejo árbol al que Diego acostumbraba trepar y la idea llego solita; en mis manos forme una cadena lo suficientemente gruesa como para aguantar mi peso, amarre un extremo a el árbol, y con el otro extremo me amarre a mí para poder bajar.

Baje lento con cuidado de no resbalar, cuando llegue a la flor me percate de que era significativamente menos hermosa que la gran casa blanca del otro día, esta era demasiado pequeña, no tenia brillo y sus pétalos no eran suaves, pero al momento de tocarlas escuché una risita, una risa de niño, traviesa e inocente, entonces recordé lo que Diego me había dicho sobre las flores, que no podía arrancarlas o arruinaría la vida de alguien. Solté rápidamente la flor y trepe hacia arriba.

Verdades Ocultas.Where stories live. Discover now