Demon's Rebirth

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-Ruri- Shun miró a su alrededor, debía de liberar a su hermanita cuanto antes.

-Déjame intentarlo- dijo Sora acercándose y sacando un dispositivo para entrar a la computadora de las celdas, debería de ser capaz de jaquear el sistema para poder abrir las cerraduras.

-No entiendo ¿cómo es que ella esta aquí?- se suponía que estaba muerta, él había visto el edificio derrumbándose sobre ella, sin embargo, no había podido recuperar el cuerpo debido a que no había sido lo suficientemente fuerte. Aquel lugar se había convertido en la tumba de su hermana.

-Tu dijiste que no viste el cadáver- dijo Sora mientras se encogía de hombros.

Shun asintió, ahora mucho más ansioso por entrar a esa celda y verificar la condición de su hermanita.

-Lo tengo- dijo Sora alegremente una vez que la puerta emitió un débil pitido y se abrió, de hecho todas las celdas se abrieron -iré con Yuzu- dijo antes de echar a correr a la celda de la chica de ojos y cabello rosa.

Shun no esperó más y abrió la puerta de golpe para luego acercarse a la persona dentro -Ruri- la llamó, ansiosamente.

Sin embargo, no pasó ni un minuto cuando se dio cuenta de que algo estaba mal. Se hincó en el piso para estar a la altura de la chica sentada en la cama, cuando su mirada dorada se topó con los ojos rosas faltos de vida no pudo evitar fruncir el ceño.

-Ruri- la llamó tomándola por los hombros para sacudirla suavemente -Ruri- pero no hubo respuesta ¿qué en el infierno le había sucedido?-

-¡Shun!- el grito de Sora lo sobresaltó y se precipitó a la entrada de la celda justo a tiempo para ver a unos soldados precipitarse hacía Sora, que llevaba a Yuzu a remolque.

El halcón gruñó por lo bajo, iba a acabar con esos desgraciados para luego interrogarlos sobre lo que sea que tuviera su hermanita. O eso fue lo que pensó cuando escuchó un sonido detrás suyo y luego un dolor tan fuerte que de un momento a otro apagó su mundo. Lo último que pudo ver fue una extraña sonrisa en los labios de Ruri.

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-¿Qué está sucediendo?- Yuya miró el miedo en los ojos de Yuzu y de las demás chicas encerradas en contenedores al igual que él y los tres generales.

La máquina que Leo había activado hizo que cada uno de los contenedores se iluminara.

-Están a punto de presenciar el renacimiento del demonio más grande de toda la creación- dijo Leo en voz alta para hacerse escuchar por sobre el ruido de la máquina.

Yuya no lo entendía ¿qué estaba pasando? no podía recordar nada más allá de que había sido llamado por el profesor junto a Yuri ¿porqué estaba ahí ahora? ¿cómo es que los tres generales habían terminado ahí? ¿Leo los odiaba por su traición? más importante aún ¿qué tenía que ver Yuzu y las demás chicas?

Su tren de pensamiento se detuvo cuando escuchó el grito de Yuri, con el corazón acelerado vio como el general de fusión caía de rodillas dentro de su contenedor.

-¡Yuri!- las voces mezcladas de Yugo, Yuto y Yuya llamaron a su compañero.

El chico de ojos rosas había llevado su mano a su pecho, su respiración agitada y un rictus de dolor en su rostro ¿qué era lo que le estaban haciendo? Un momento después la chica de cabello azul con ojos verdes también gritó y cayó en su propio contenedor.

-¿Qué estás haciendo?- exigió saber Reiji -detente ahora-

-Ellos son un sacrificio necesario para mis planes, no hay manera de que me detenga ahora- contestó Leo desviando la mirada de su hijo.

Gravity of youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora