Love to hate you [Yoonmin] ©

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Dos semanas después de la apuesta. Hoseok se encontraba en el estudio de grabación, escuchando lo que Yoongi y Jimin tenían para mostrarle. Estos dos habían terminado de grabar un tema juntos que había escrito el mayor. Asintió con la cabeza, más que conforme.

—¡Esto es genial, chicos! ¡Rayos! ¿Por qué no se nos ocurrió haberlos hecho hacer una colaboración desde un principio?

—¿Porque estábamos muy ocupados peleando?

—Aún así, cuando se nos ocurrió, estaban en su peor momento, chicos ¡Estoy tan feliz! ¡Esta gira va a ser un éxito!

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Jimin— Sí, las entradas se están agotando en todas las fechas, pero ¿Cómo sabes que no pasará nada malo entre las personas que nos siguen?

—No estoy seguro de eso...

—La música es especial, chicos —empezó a decir Yoongi—, une a las personas de maneras en que no podríamos siquiera imaginar. Eso va a pasar cuando esa gente que, hasta hace poco, juraba odiarse, se encuentre el día del concierto.

—De todas formas, tendremos como una especie de vista previa de eso. Kim Seokjin los invitó a su programa y acepté en nombre de ustedes. Tienen que ir y mostrar que ahora se llevan bien. Más que nada por ustedes y por sus fans. No olviden que por sus tontas peleas, ambos recibieron feas amenazas de parte de los seguidores del otro. 

—¿Cuándo es eso?

—Mañana, Jimin. Será en vivo y con audiencia presente, así que preparen bien lo que vayan a decir.

—¿Por qué? Ahora nos llevamos bien ¿Cierto, Jiminnie?

Yoongi se acercó al menor y lo abrazó por la espalda, apoyando su mentón sobre su hombro y mirándolo de costado con una dulce sonrisa. El corazón de Jimin se alocó dentro de su pecho, mas no quiso demostrar nada por fuera. Yoongi no tenía que ganar la apuesta tan fácilmente. Alzó una ceja y lo apartó.

—Vas a necesitar algo más fuerte que eso, Romeo.

—¡Oh, por favor! —se quejó.

—Nada de rabietas. Esfuérzate si quieres ganar como se debe —sonrió, con su espíritu competitivo y ganador más vivo que nunca dentro de su cuerpo—. Nos vemos en unas horas, tengo que ir a practicar unas coreografías.

Jimin se despidió de su mánager con unos amistosos golpecitos en su hombro, y del rapero con un beso en la mejilla que lo dejó en las nubes durante varios segundos. Cuando el muchacho hubo reaccionado, el otro ya no estaba. Hoseok frunció sus cejas.

—¿Qué están tramando ustedes?

—¡TIENES QUE AYUDARME! —lo tomó de los hombros, zamarreándolo.