Love to hate you [Yoonmin] ©

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Era una tarde bastante tranquila en Seúl. Y gris, también. Una llovizna de invierno había estado empapando la ciudad desde aquella mañana, pero eso no detenía a Min Yoongi de hacer su trabajo. El joven había salido a su cafetería favorita, se había sentado en una de las últimas mesas para evitar ser visto por muchas personas y se llevó su cuaderno, en el cual escribía las letras de sus canciones. Algunas que eran lanzadas al público, y otras que él se guardaría para siempre.

La inspiración brotaba de a montones para Min Yoongi. El suave repiqueteo de las gotas contra el vidrio de la ventana a su lado sumado al de su bolígrafo contra el papel y el delicioso sabor de su café creaban el ambiente ideal. Sin embargo, había algo que lograba distraerlo.

El chico miró hacia su izquierda de reojo, sin mover un músculo. Allí, a centímetros de distancia, Jimin se encontraba con su codo apoyado en la mesa y su rostro recostado en el puño cerrado de su mano. Una amplia y preciosa sonrisa estaba presente en sus labios, y sus ojitos desaparecieron, volviéndose dos finas líneas.

—¿No conoces lo que es tener espacio personal?

—Claro que sí. Este es nuestro espacio personal.

Yoongi rodó sus ojos y volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo. El otro se acercó un poco más.

—Yoongi...

—¿Mmh?

—¿Por qué no me prestas más atención?

—Porque estoy trabajando.

—Ah, esa es sólo una excusa para alejarme, pero no lo harás.

—¿Esto te parece una excusa?

El mayor tomó su cuaderno entre sus manos y lo puso frente a la cara de Jimin, quien, torpemente, lo agarró y leyó un poco.

—"So Far Away"... es nueva.

—¡Por supuesto que es nueva! ¿Por qué escribiría algo viejo aquí?

—Ah, deja de tratarme así. Sé que te gusto mucho, que no quieres esto. Sé que me quieres —canturreó.

—¿De qué hablas?

—Puede que anoche, cuando salimos a beber algo, te hayas embriagado y me hayas confesado un par de cositas.

—Ay —apoyó su frente en la mesa—, dime que no lo hice.

—Te estoy diciendo que lo hiciste, ¿Por qué diría lo contrario?

—Cállate, a ti no te sale.

—Déjame —puchereó.

—¿Qué te dije?

—Cosas... 

—No vas a decirme, ¿Verdad?