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Las actividades habían finalizado esa noche para Park Jimin. El muchacho estaba ahora libre de cualquier responsabilidad que estuviera ligada a su trabajo, mas no volvió a su casa, sino que se quedó merodeando por los pasillos de la compañía en busca de algo interesante que hacer o alguien con quien hablar.

Pocas eran las esperanzas que Jimin tenía de hallarlo en menos tiempo del que esperaba.

Escuchó sonar una de sus nuevas canciones, y siguió el sonido. Este provenía de la sala de prácticas. Empujó suavemente y en silencio la puerta y espió. Fue grande su sorpresa cuando vio a Yoongi, quien no paraba de esforzarse para lograr aprender la coreografía. Y a decir verdad, lo hacía muy bien.

Tortura o no, estaba siguiendo sus consejos, y estos estaban dando frutos.

Aún desconocía el porqué de su odio y de la molestia que sentía cada vez que estaba cerca de él, pues al menos Jimin ya había descubierto que no odiaba al mayor como creía. Ahora que lo conocía bien, había comenzado a admirarlo por su arduo trabajo. A pesar de lo descontento que parecía estar con la idea de la colaboración y la gira, se estaba esforzando demasiado, y lo apreciaba.

Unos minutos después, cuando creyó que ya había espiado lo suficiente, caminó hacia atrás para irse a su casa, pero chocó con un chico que se encargaba del aseo del lugar, haciendo un escándalo, pues este llevaba un carrito con las cosas necesarias para limpiar, que se cayeron al piso.







—¡Ay, no! ¡Disculpe!

—No pasa nada, Jimin-ssi —sonrió—. Yo lo levanto.

—Oh, no, déjeme ayudarlo. No debí caminar hacia atrás.

—De verdad, vaya a casa. Sé que estuvo todo el día aquí. Debe estar cansado.

—También usted.







Antes de que el joven rechazara amablemente de nuevo su buen gesto, Jimin empezó a juntar las cosas. Cuando estas estuvieron en su lugar, saludó al muchacho y volteó, asustándose horriblemente, pues Yoongi estaba allí, mirándolo de brazos cruzados. Sus mejillas estaban muy rojas debido a que había estado moviéndose mucho, y pequeñas gotas de sudor bajaban por su frente. Alzó una ceja.







—¿Qué haces aquí? Creí que ya estarías en tu casa.

—Quise quedarme ¿Qué haces tú aquí?

—Deberías saberlo ¿Crees que no noté que me estabas espiando?







Jimin abrió bien grandes sus ojos y suspiró.







—Sólo me dio curiosidad, y vi qu--

—Sé lo que vas a decir, pero no me importa. No me interesa no ser bueno. Lo intento nada más para que cuando la gira empiece, podamos ofrecerle algo bueno al público, dentro de lo que se pueda.

—De hecho, iba a decirte que lo hiciste genial.

—Estás jugando, ¿Verdad?

—Por supuesto que no. Entendiste la coreografía a la perfección, y en cuestión de días mejoraste increíblemente tus movimientos. Es realmente admirable.







Yoongi lo miró durante varios segundos. Quiso agradecer, quiso sonreír, quiso mostrar su felicidad por haberse enterado de la boca de un gran bailarín que estaba haciendo un buen trabajo con una coreografía, pero recordó su odio, y eso por alguna razón siempre era más fuerte. Bufó y volvió a entrar a la sala para apagar la música y tomar sus cosas para marcharse.







Love to hate you [Yoonmin] ©Where stories live. Discover now