Laboratorio

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Gladio volvió a entrar en su habitación, agarró su cartera y sacó algo de comida. Esta vez no necesitó ser silencioso, porque su Pokémon ya había despertado. Le dio una parte a Código Cero y se comió la otra.

No tenía mucho que hacer hoy, así que pensó en dar una vuelta con Sun. Claro que primero tendría que averiguar dónde estaba. Supuso que a esas horas de la mañana debía estar cerca de su casa, pero no estaba muy seguro de dónde vivía ni de que fueran a recibirlo muy bien por allí. Pensó en que tal vez el profesor Kukui tendría alguna idea de dónde podría encontrarlo, así que decidió ir a su laboratorio.

Tras haber guardado a su Pokémon y habiendo surcado los cielos, aterrizó en la costa oeste de donde se encontraba la cabaña. Le pareció haber visto a alguien, pero no había podido distinguirlo. Se fue andando hasta el laboratorio, en cuyas cercanías recibió un animado y exaltado saludo por parte del Rockruff del profesor. Se disponía a llamar a la puerta, pero éste había abierto segundos antes al verle por la ventana.

—¡Buenos días, Gladio! —saludó.

—Buenos días, profesor Kukui —saludó con una leve timidez.

—¿Qué te trae por aquí, pequeño? —le acarició la cabeza—. ¿Buscando a Sun?

—Yo... —trató de hablar, pero le había subido algo de vergüenza al cuerpo—. Uh, sí... ¿Sabe dónde está?

—Pues Rockruff dice que anda por allí —señaló la otra punta de la playa—, pero está muy lejos para mí como para verlo desde aquí. En cualquier caso, ¿cómo os fue ayer? ¿Os gustaron los helados?

—Ah, sí —respondió rápidamente—. Gracias por invitarnos.

—¡No es nada, hombre! Se nota que has formado un lazo especial con ese chico. Pásalo bien, y no te metas en más líos. ¡Ya viste la que se montó la última vez! —empezó a reír.

Conflicto de interésWhere stories live. Discover now