Hormigueo

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Gladio se mantuvo con los párpados cerrados, tratando de permanecer tranquilo. Sun se lo había impedido al girar aún más su rostro, quedándose frente al suyo, y sin siquiera alzar la vista parecía tratar de acercarse de manera casi imperceptible. El rubio miró sorprendido por un momento, pero rápidamente reaccionó a su proximidad y le besó en los labios. Seguía acariciándole la mejilla con el interior de sus dedos, sujetándole con suavidad el brazo con la otra mano. Los dos trataban de seguirse el uno al otro por entre los movimientos sutiles que llevaban a cabo, delicados y tímidos. Sintieron un hormigueo que les cruzó todo el cuerpo en un instante, y Gladio pasó a apoyar su cabeza en el hombro del joven entrenador. Ambos se sentían lo suficientemente avergonzados como para quedarse quietos unos instantes con los ojos cerrados, temerosos a abrirlos. Sin embargo, cuando lo hicieron, con el afán de evitar la mirada del otro, se enfocaron en el agua. Allí pudieron percatarse de que había un pequeño banco de Wishiwashis observándoles cuidadosamente bajo el mar cristalino. Dieron un sobresalto, completamente nerviosos, y cada uno actuó por su cuenta: Sun se agazapó en sí mismo y apartó rápidamente la vista, mientras que Gladio se puso tenso y empezó a agitar la pierna para espantarlos y que les dejaran solos nuevamente.

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