El Más Capaz

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A Gideon le encantaba el castillo era amplio y hermoso, le recordaba la casa donde creció junto a su amorosa madre y comprensivo padre, las cosas cambiaron con el paso de los años, pero nadie puede realmente prohibirle el recordar aquellos buenos e inocentes días de infancia.

Bajo su túnica escondía cuidadosamente su posesión más valiosa, lo había encontrado hacia ya bastante tiempo, oculto entre los árboles de 'el bosque', no era mucho a simple vista, incluso él lo habría tachado de anticuado o inservible de no saber lo que ocultaban aquellas páginas, después de todo era un libro gastado, con una mano de seis dedos, un número dos cuidadosamente pintado en aquella extraña palma.

Al caminar por los pasillos repletos de estudiantes se pregunto si alguna vez se había visto como ellos; ingenuos, inútiles e idiotas. Todos esos chicos se parecían tanto a él, varios con un poder inmenso pero totalmente inconscientes de ello, no eran como Gideon, y nunca lo serían. Él era inteligente y fuerte, además poseía aquello que varios soñaban, tenía la llave para hechizos mortales jamas vistos, él era el único que podría manejar tal responsabilidad sin enloquecer, porque al final, nadie más tenia un libro así, nadie más podría soportarlo.

Atrapado en sus pensamientos y al estar en un lugar lleno de gente era de esperar que chocara con alguien en algún momento, se giro furioso para encarar a quien sea que lo haya empujado, se encontró frente a un moreno con una cabellera rubia y unos ojos miel, Gideon estaba listo para hacerle pagar por molestarlo, pero el chico siguió avanzando dejándolo a él  parado en medio del pasillo con una mirada furiosa hacia el frente, por alguna razón extraña no había logrado moverse o reaccionar después de verlo.

Después de las lecciones del día Gideon se escabullo fácilmente a las afueras del castillo, el bosque prohibido lo llamaba, pertenecía a un lugar así se decía diariamente, tranquilo y temido, pensaba aveces que el bosque era un reflejo de su alma, por ello se consideraba dueño. Frente al lago que más le gustaba saco su libro y empezó a practicar los hechizos que este contenía, algún día los lograría decir de memoria con una fluidez envidiable y finalmente sería reconocido. Entonces el aire cambio, el agua del lago se movía furiosamente, un dolor lo embargó de repente, sus piernas temblaban y respirar se le dificultaba cada vez más, pero eso no era lo que lo preocupaba, era el pitido que inundaba sus oídos, que lo aturdía y le hacia retumbar la cabeza. Finalmente sus piernas cedieron, sus manos se aferraron a su cabello  y su libro salio volando, mientras se retorcía en la tierra sus ojos vieron unos zapatos elegantes acercándose a donde se encontraba, luego desaparecieron de su vista, sintió como alguien lo golpeaba en el abdomen, pero no importaba, no veía su libro.

-Gracias por guardarme el libro enano blanco- dijo una voz cercana, sintió como lo levantaban del suelo por el cabello, sus ojos se agrandaron, era el mismo chico del pasillo, el rubio con piel morena y ojos tan amarillos que parecían falsos - Quien sabe lo que hubiera ocurrido si te hubiese dejado con el, deberías estar agradecido pequeño- el tipo lo soltó y lo dejo débil en el bosque, sin su libro, el dolor en su cabeza disminuía mientras más lejanos se escuchaban esos firmes pasos .

Tirado en el bosque se recupero de a poco, miro hacia el cielo, las estrellas, los árboles, incluso su amado lago parecían burlarse de él, las lagrimas recorrían sus mejillas regordetas, enojado grito hasta que su garganta le dolía y golpeo la tierra con furia. Pero eso no se quedaría así haría pagar a ese chico y recuperaría su libro, porque Gideon era más fuerte, más inteligente y más capaz. Porque Gideon era especial, único.



Familia /au de gravity falls ilvermornyWhere stories live. Discover now